Ya en su momento quise abordar el límite del retoque preguntando la opinión a diversos profesionales del sector , pero la polémica de este año cruza de lleno esa frontera tan delicada llamada "verdad" con la temida Clonación. Michele McNally, una de las componentes del jurado, definía la situación en un interesante artículo publicado en "Lens" como "Desgarradora", llamando la atención tanto al concurso como a la industria para que las reglas sean mucho más exactas, más precisas.
Porque de nuevo nos encontramos ante un mar de dudas cuando sólo la arbitrariedad del jurado ha de marcar las líneas fronterizas y existen contradicciones entre el de una edición u otra.
¿Es lícito eliminar una fotografía porque los negros están muy cerrados y se ha perdido información, tal y como ha ocurrido en esta edición? Personalmente creo que no y me pregunto ¿hasta que punto puedo oscurecer una zona? ¿Cual es el porcentaje admitido? ¿Que ocurre si ante una situación expongo en las altas luces para luego en el revelado recuperar las bajas? Las respuestas pueden ser tan ambiguas como absurdas y no creo que ninguna de ellas ofrezca una solución precisa.
Considero la clonación motivo suficiente para descalificar una imagen, desterrar al fotógrafo e incluso mandarlo a un campo de trabajo en Siberia si es preciso, pero esa es una falta clara y no precisa interpretaciones o valoraciones, es tajante. Ocurre todo lo contrario cuando la controversia está en valorar la diferencia entre el RAW original y la imagen final, ahí está la "Madre del Cordero" y donde la nebulosa se hace más patente.
Es ahí donde radica el problema.¿Pasa la solución por tener un producto final muy cercano a la toma RAW? podría ser pero observando algunos trabajos galardonados este año no parece que sea esta la clave. Podemos ir más allá y, acogiéndonos a la obligatoriedad de presentar nuestro RAW si entramos en las fases finales del concurso, preguntarnos como se premia una fotografía realizada con un iPhone (Tercer premio en Daily Life single) cuando es sabido que dicho artilugio no ofrece este tipo de documentos.
Es preciso que World Press Photo muestre los casos de descalificación para poder ver de una vez por todas los límites infranqueables según la reglamentación de este concurso. Hablar de un exceso sin mostrarlo es, como diría el argot popular, "…quedarse con la puntita".
Porque por encima de todo está la honestidad de aquel que manda su trabajo, de aquel que interpone su ego por encima de la verdad, clonándola o desvirtuándola hasta límites insospechados. No puede ser que el mal viva en nuestra escalera. Debe ser mostrado y en esa tesitura World Press Photo tiene mucho que decir y aportar.
Vivimos tiempos turbulentos donde incluso existen redacciones en las que, como en un viaje en el tiempo, se ha regresado aquellos años casposos en los que eran los redactores los que decidían la fotografía que debía ilustrar su artículo, obviando la tan necesaria edición gráfica y perdiendo de este modo es plus de calidad que aporta un buen editor. Le llaman Multifuncionalidad, yo le llamo mediocridad. O bien redacciones donde los fotógrafos han sido casi eliminados en favor del todo vale.
Es ante todo este panorama cuando resulta absolutamente necesario mantener unos criterios éticos, profesionales y denunciar aquellos que desde nuestro "bando" juegan con la verdad. Es indignante y debemos evitar que ese 20% de descalificaciones tome el protagonismo y permitamos con unas reglas más claras que Mads Nissen disfrute merecidamente de ese galardón por su fotografía de dos homosexuales en San Petersburgo y que sea ella la gran protagonista.
Estoy totalmente de acuerdo con lo que expones.
ResponderEliminarSiempre me pareció un debate demasiado estéril para todo el protagonismo que tiene. Es absurdo pedir que las fotos sean cómo el raw de cámara, cuándo, cómo bien dices, a través del revelado de raw se hacen muchas modificaciones que antes se hacían eligiendo un tipo u otro de película y tirando sobre un papel, con un filtro y un revelador concretos... Entiendo que hay que poner ciertos límites, la clonación me parece inadmisible, pero hacerlo a través de presentar los RAWs a concurso me parece penoso. Por qué hacemos fotoperiodismo/fotodocumentalismo? Es un trabajo mal pagado, con el que con -bastante- suerte consigues vivir de ello, así que supongo que las motivaciones son más bien personales y sociales. Ahora nos vamos a poner a modificar imágenes para tener una fotografía aún más impactante? Qué queremos que tenga protagonismo, la historia, o el nombre de quién hizo la foto?
ResponderEliminarAdemás de todo ésto, me parece que la capacidad del propio Photoshop para alterar la realidad es mínima comparada con la capacidad que tiene el fotógrafo eligiendo hacia dónde apunta la óptica, que deja dentro o fuera del encuadre y, en la edición, decidiendo qué fotografías entran en la serie y cuáles se quedan fuera. Ahí es dónde se suele producir la auténtica manipulación o tergiversación de los hechos (en muchos casos en manos de los editores, y no de las fotógrafas), y ésto genera mucho menos debate. Por qué? Supongo, que cómo en tantos otros casos, nos quedamos con lo material y palpable.
Por todos éstos motivos, no creo que éste sea un debate realmente útil, y intentar controlar ésto mandando RAWs aquí y allá me parece una pérdida de tiempo. En cambio el hecho de darnos cuénta, cómo bien dices, de la importancia de mantener éstos criterios éticos y profesionales y no permitir que nunca se juegue con la verdad me parece mucho más productivo que seguir debatiendo sobre si ésa foto está demasiado oscura o si la recortó más de un 10%.
Buen artículo, un saludo.
yo insisto... ¿acaso eso no es lo que se hacemos en un cuarto oscuro?
ResponderEliminar¿aclarar (u oscurecer) sombras..? ¿sacar detalles a las altas luces?
la gente cree que las fotos de Ansel Adams salieron así desde la cámara...
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