"Nóstos": Vuelta a la patria, regreso, llegada, viaje, camino, salida; probabilidades de regreso."
Tras dicha definición se esconde
el último libro de José Manuel Navia. Un viaje a través del tiempo y de territorios, protagonista del taller que durante el pasado fin de semana impartió este autor en Arnedillo, cerca de las "Tierras Altas". Un páramo con pueblos deshabitados, que no abandonados, donde Julio Llamazares encontró la razón de su extraordinario libro "La lluvia Amarilla".
Asistir a un taller de Navia precisa dejarse engullir por su universo. Un hábitat donde la literatura se funde con imágenes surgidas en viajes donde el autor ha encontrado espacios, colores o simples detalles con los que ha construido ese camino, llegada o esa probabilidad de regreso
que constituyen "Nóstos".
No es tarea fácil resumir en un sólo artículo todo los conceptos y mensajes que José Manuel desgranó durante los dos días que duró el encuentro. La noche antes de su inicio, unos de los participantes me comentaba: "...vengo a este taller a la búsqueda de frases." y aunque este deseo os resulte un poco extraño, todos aquellos que hayan asistido anteriormente a algún taller impartido por este autor, sabrán del valor de esa búsqueda. Encontrar esa respuesta que de luz a dudas o que nos sirva de ayuda en el momento que planteamos una historia, abordamos un reportaje o nos encontremos en fase de edición.
Porque si en algo se caracterizan los encuentros con Navia, amén de poder disfrutar de su particular mirada, es por el manantial de citas, pensamientos o razonamientos que el alumno recibe durante el transcurso de los mismos y que a buen seguro le ayudarán en un futuro.
Hace ya muchos años que asistí por primera vez a un taller suyo y os aseguro que fue precisamente él quien me hizo recapacitar, parar y observar cómo yo entendía la fotografía. Nunca se lo agradeceré lo suficiente. Así que entendí perfectamente esa búsqueda a la que hacía referencia mi compañero de taller.
Para una mejor comprensión de "Nóstos", Navia nos obsequió con una edición gráfica creada por cada uno de los asistentes, los cuales tuvimos que elegir una fotografía de la multitud de imágenes que se alineaban en dos mesas y entre las cuales se encontraban descartes e imágenes que al final han sido incluidas en el libro, para posteriormente razonar nuestra selección.
La tarde del sábado se convirtió en una excursión por las "Tierras Altas" hasta llegar al pueblo de Sarnago, donde el ponente sugirió a los asistentes intentar hacer fotografías "mentalmente" pero como él mismo dice: "El contacto con el territorio requiere intimidad" y resultó complicado atender la demanda. Allí nos esperaba Toño, el "cura rojo" cómo lo apodaba José Manuel, que explicó a los presentes el devenir de esos territorios, alternándose con un Navia que iba desgranando textos de Llamazares, Fermín Herrero o Abel Hernández.
Una vez el frío de la zona empezó a tomar protagonismo, todos los asistentes nos trasladamos a una de las casa del pueblo convertida en Museo y centro de reuniones donde Toño prosiguió su exposición. Allí también se encontraban escuchando algunos vecinos del lugar. Al observarlos resultaba casi inevitable pensar que tal vez fueran descendientes de aquellos moradores de estas zonas que describiera Antonio Machado en su relato "La Tierra de Alvargonzalez", un texto de lectura obligada para todos aquellos que quieran visitar la soriana "Laguna Negra":
"Siempre que trato con hombres del campo, pienso en lo mucho que ellos saben y nosotros ignoramos y en lo poco que a ellos importa conocer cuanto nosotros sabemos".
El domingo nos esperaba el plato fuerte del taller, el cómo y el porqué de "Nóstos". Un proyecto que inicialmente debía llamarse "Tierra Dentro", para posteriormente tomar el título de "La sombra de Caín" y bautizado finalmente con el nombre que ya conocemos y con el cual ha visto la luz.
Para una mejor comprensión de todo el proceso, Navia proyectó diversos trabajos realizados previamente los cuales iban goteando fotografias que con el tiempo han formado parte de la selección final del libro. Destacando en todas ellas esa búsqueda precisa del color que tanto caracteriza la obra de este fotógrafo, donde las luces límites toman el protagonismo en muchas de sus imágenes. Donde esa "búsqueda precisa" radica antes del acto fotográfico, antes del disparo. Nada queda a la espera de una posible mejora o arreglo en la posproducción, tal y como me comentaba durante un descanso Marta Martín, persona encargada de dejar listas todas las imágenes que finalmente son seleccionadas: "... todo el color, las texturas o las luces que observas en las imágenes están en la toma. Poca cosa hay que ajustar."
El color es luz y su secreto sólo podemos hallarlo en el tiempo. Saber predecir el color, anticiparse a ese rayo de sol que iluminará una montaña, una calle, una casa o esperar que esa tenue luz que entra por la ventana inunde suavemente unos viejos platos es "sólo" saber ver, entender el como y porqué del color y de que forma quieres narrar con él. Eso está alcance de muy pocos. Cualquier otra opción a la hora de buscarlo es cómo intentar reparar con cinta aislante una tubería que gotea. Al final el agua acaba filtrándose y todo queda inundado.
Navia rechaza la denominación "Fotolibro" y se define como un fotógrafo que hace libros con fotos. En "Nóstos" hallamos un elevado número de citas de escritores o filósofos como: Virgilio, Unamuno, Machado, Llamazares, Mutis, Homero etc. que acompañan las sugerentes imágenes de José Manuel.
Tras comentar la edición gráfica realizada en el libro, el taller va llegando a su fin no sin antes aclarar que "Nóstos" es un viaje donde reconocer, que no descubrir, los orígenes.
Tras la comida, los asistentes gozan con los ejemplares salidos recientemente del "horno" que han llegado a Arnedillo, mientras José Manuel los va dedicando uno a uno.
Tras asistir a un taller de esta índole, a uno le resulta complicado regresar a la cotidianidad del día a día. La digestión de todo lo escuchado y visto requiere tiempo, al igual que la búsqueda de ese color "Naviano", y mientras me dirijo a un céntrico hotel de Barcelona donde realizar la cobertura de una de esas ruedas de prensa multitudinaria con posterior comida para los asistentes, voy pensando en todas y cada una de las frases y consejos que con una altísima dosis de generosidad nos ha brindado José Manuel, así como toda la atención recibida por parte del director de
este encuentro Alberto Paredes.
Ya en el lugar, el volumen de los murmullos, las risas, la falsedad que brilla en el comportamiento de alguno de los asistentes, y otras cualidades que reinan en este tipo de eventos me hacen sentir "incapacitado" para entender todos esos lenguajes humanos. A pesar del elevado número de personas que inundan el lugar, el sentimiento es de una absoluta soledad y una vez finalizado el trabajo prefiero salir de ahí, atravesando una de las salas donde una serie de mesas engalanadas para la ocasión esperan la llegada de sus huéspedes. Parecen tristes, solas y abandonadas, mucho más que aquellos pueblos deshabitados, que no abandonados, que componen las "Tierras Altas". Debe ser un sensación fruto del Jet Lag entre Arnedillo y Barcelona.