La posibilidad de probar una cámara que ha creado tanta expectativa es algo que siempre apetece, más si consideramos la nueva
Fuji FinePix X-100 como una herramienta que puede encontrar en el mundo del fotoperiodismo un segmento potencial donde reinar a sus anchas ante la ausencia de modelos similares y sobre todo por su calidad de captura.
Ya han sido publicados numerosos y rigurosos artículos en internet detallando todas sus funciones así que no perderé tiempo en ello.
Soy fotógrafo y no especialista en analizar técnicamente nuevos artilugios así que al igual que realicé en
la prueba del MacBook Air 11´ de Apple publicada en TWS, donde centré todo el análisis del ordenador en saber si podía satisfacer las necesidades de un fotoperiodista, las pruebas a las que he sometido a esta pequeña Geisha han seguido los mismos derroteros con el fin de responder preguntas como:
¿Da tan poco ruido como hemos visto en algunas galerías?, ¿Es suficientemente válido su sistema de autofocus aplicado al reportaje?, ¿Es silenciosa?,etc.
No encontraba otra forma de hallar las respuestas a estas y otras incógnitas que lanzándome a cubrir las asignaciones del diario acompañado por la X-100.
Pero antes de entrar en materia es de justicia matizar algunos puntos.
El modelo que me ha prestado Fuji
es una preserie del producto final, aunque ya cuenta entre otras cosas, con el sistema de la lupa de enfoque para precisar la distancia en el modo de enfoque manual. Es por ello que los resultados obtenidos se han de valorar con cierta cautela al no tratarse del Firmware definitivo y pueden surgir problemas que muy posiblemente sean inexistentes en el producto final. Las imágenes que veréis solo tienen la función de mostrar la situación fotografiada para una mejor compresión del texto. Aclarados estos temas, entramos en materia.
La X-100 enamora y un profundo ¡¡¡oooohhh!!!! surge rápidamente al verla por primera vez. Fuji ha acertado en el look retro de la cámara. Su peso es muy contenido pero en ningún momento esta característica se traduce en una sensación de fragilidad cuando la tenemos en nuestras manos. Esta liviandad se agradece si la queremos llevar permanentemente con nosotros.
Salvador Luna, Marketing Manager y
José A. Márquez, Product Manager de Fujifilm España son los encargados de contarme todos los entresijos de la cámara, aunque rápidamente te haces con el manejo de los distintos menús.
La rueda trasera ubicada al lado derecho de la pantalla y que tiene la función de navegar por las distintas opciones de programación no me resulta muy operativa por su poco relieve respecto a su emplazamiento pero me tranquiliza saber que no es la definitiva y que en el producto final ganará altura para una mayor comodidad de uso.
Le pido a José A. Márquez que me
deje la cámara lo más similar posible a como la encontrará un futuro comprador, vamos, que no configure nada. Para ello busca la función “Reiniciar” que encontramos en uno de los submenús y que una vez seleccionada borrará todos los ajustes que hallamos realizado dejando el “Marcador a cero”, virgen en todos los aspectos, y sin más, nos lanzamos a la calle en compañía de tan bella dama.
Cuando conectamos la X-100, transcurre
menos de un segundo en tenerla lista para trabajar. De camino a mi primera asignación voy disparando por la calle para ir probando el autofoco. Éste se comporta a las mil maravillas, rápido y preciso, no titubea en ningún momento y voy comprobando los aciertos utilizando los dos botones, localizados a la izquierda de la pantalla trasera, que aumentan y disminuyen la imagen que estamos visualizando.
Dicha pantalla LCD cuenta con una buena luminosidad y resolución. Sus 2,8 pulgadas nos ofrecen una visualización perfecta de las imágenes, ayudado por unos días lluviosos que me han acompañado a lo largo de los dos días de prueba por lo que ha resultado imposible comprobar su visualización en condiciones de sol.
El retardo en el disparo es inexistente, cualidad que se agradece enormemente.
Las dos ruedas superiores destinadas a la selección de las velocidades de obturación y para elegir la sobre y subexposición tienen un tacto muy agradable y un feeling muy, digamos, mecánico.
Es cierto que si disparamos al unísono en formato RAW y Jpeg. en su máxima calidad, tarda un poco en grabar las imágenes en mi tarjeta sd Extreme III pero al no impedir el seguir disparando no me ha parecido algo preocupante.
Llego a mi primer destino. Es una exposición de arte que se celebra en la Pedrera sobre el Arte en la comida. Hay poca luz, ocasión perfecta para trabajar con altas sensibilidades. El sistema de enfoque trabaja sobre el contraste de la toma por lo que duda tan solo en algunas situaciones de luz cero. Disparo desde 1.600 hasta 6400 ISO para poder comprobar posteriormente los resultados en el ordenador.
Su visor híbrido posibilita trabajar en visión directa o bien digital. Es muy claro y su información (fotómetro, obturación, diafragma y sensibilidad) es concisa aunque de repente
percibo uno de los pocos fallos de diseño que he hallado en esta cámara y que está localizado en él.
Todos aquellos que hayan trabajado con cámaras de telémetro sabrán que si bien existen líneas que nos marcan la cobertura de la óptica, el hecho de mirar por un simple cristal implica tener
la perspectiva de un 50 mm. Aquí ocurre lo mismo cuando utilizamos el visor óptico. Todo y que la cámara corrige el paralaje según la distancia con el objeto fotografiado, el resultado es que
la toma está algo más alejada que la que hemos realizado en el momento del disparo. De este modo, si queremos ajustar un objeto o una persona a uno de los lados del fotograma, tendremos que cortarlo un poco en el momento de la toma.
Si bien es una característica muy ligada a cámaras de telémetro de ópticas intercambiables, creo que en el caso de la X-100 se podría haber ofrecido en el visor la perspectiva angular del 35 mm. ¿Es preocupante? hombre, si no lo ha sido en toda la historia de Leica tampoco vamos a suicidarnos en estos momentos, es solo cuestión de habituarnos pero en una futurible X-200 sería algo interesante a replantear.
Si por el contrario utilizamos el visor digital, el hecho de que este trabaje sobre la información que recibe directamente del sensor, la cobertura es perfecta y obtenemos el encuadre exacto que anteriormente hemos fotografiado. Personalmente no me gusta y
prefiero al 100% el visor óptico.
Un punto interesante a destacar es que podemos desactivar todos los sonidos que emite la cámara. De repente se hace el silencio y
el ruido en el momento del disparo es apenas perceptible. En la exposición donde estoy trabajando reina el silencio y me acerco a una persona para comprobar si escucha los disparos. Ni se inmuta. He realizado cinco fotografías a menos de un metro de distancia y no se ha dado ni cuenta. Bravo.
Por delante del disparador se encuentra un pequeño pulsador de color negro con las letras “Fn” grabadas en la parte superior.
Este tiene la función de activar rápidamente la opción del menú de la cámara que previamente le hallamos asignado. En mi caso lo he seleccionado para elegir el cambio de sensibilidad ISO. La función de dicho botón puede ser programada a nuestro antojo y realmente
me ha parecido de gran utilidad.
Poco a poco me siento más cómodo con ella y la X-100 se deja querer tras apenas dos horas de relación.
Mucho se ha hablado sobre el hecho de montar una óptica fija y no intercambiable. En mi opinión
la configuración elegida es todo un acierto. Además de imposibilitar la entrada de suciedad en el sensor, se trata de una distancia focal muy versátil y su 35 mm. encuentra en el mundo del fotoperiodismo un hábitat muy confortable. Son innumerables la cantidad de reportajes que se han realizado usando tan solo dicha lente. Por citar un par de ejemplos, solo hay que contemplar el libro de
Luc Delahaye “WinterReiser” o bien
“Istanbul: City of a hundred names” de Alex Weeb para comprobar lo que se puede llegar a hacer utilizando únicamente este objetivo.
Nuestro siguiente destino es la inauguración de otra exposición en el Museo Olímpico que hay al lado del Estadio Lluis Companys. (
ese día tocó ir de “culturetas”)
Me adelanto a la hora de inicio del acto y aprovecho para hacer unas cuantas fotografías arquitectónicas del Estadio Olímpico.
Disparo una primera imagen, visualizo el resultado en la pantalla trasera y compruebo que
la toma esta ligeramente torcida hacia la izquierda. Sorprendido, vuelvo a realizar el mismo encuadre y de nuevo surge la caída hacia el mismo lado. Tras unos cinco disparos más, decido cambiar al visor LCD y todo vuelve a su estado normal. Problema localizado. Al realizar la toma con el visor óptico, la fotografía sale algo torcida. Puede que se trate de un desajuste en el visor de esta cámara preserie pero en todo caso es lo que he constatado. Este defecto es prácticamente imperceptible si fotografiamos, por ejemplo, personas o situaciones de acción pero al hacerlo sobre líneas de un edificio, dicho problema se delata rápidamente.
Durante el acto que tengo que cubrir solo disparo con la X-100, dejando en la bolsa todo el equipo reflex. El hecho de tener que enviar las imágenes desde el lugar, sirve para comprobar los resultados en el ordenador.
He aprovechado para poner a prueba de nuevo
su sistema AF , enfocando rápidamente personas cercanas y lejanas, primeros planos, planos generales, etc.
El porcentaje de acierto es de un 95 %.
Y hablando de AF,
el selector del modo de enfoque situado en el lateral de la cámara no ha sido de mi agrado y si bien solo ha cambiado de modo accidental una vez de AF a Manual, creo que hubiera sido mejor utilizar otro sistema o ubicación. Si se tratara de una cámara de mi propiedad le pondría un trocito de cinta americana para que no sucediera este cambio involuntario de AF a Manual, aunque vuelvo a repetir que sólo me ha sucedido en una ocasión.
En cuanto al modo de enfoque manual y aunque exista el aumento de lupa,
la cámara convive mucho mejor con el AF. Al no existir helecoidales sino un motor que activa el enfoque, su funcionamiento se hace extraño y apenas lo he utilizado. Realmente el enfoque automático ha ofrecido altísimas garantías de un funcionamiento preciso.
Otro punto destacable de esta cámara es su diminuto flash. Este nos resolverá muchísimas situaciones a pesar de su tamaño. El flash de relleno es perfecto y el sistema equilibra las luces de un modo sobresaliente.
La medición de la cámara en sus diversas opciones es correcta aunque por mi modo de trabajar me centro en el modo manual.
Tras el envío de las imágenes, me dispongo a realizar una de las pruebas que más interés tenía en llevar a cabo.
A lo largo de los últimos meses, he intentado consultar todas las galerías de imágenes que han salido publicadas en los diversos medios digitales para comprobar la calidad y el nivel de ruido digital de esta cámara. Curiosamente he observado como las pruebas a altas sensibilidades se han realizado en estudio o bien en exteriores con luz, siendo tan solo “Que sabes de…” y si no recuerdo mal, “D-preview” quienes en unos primeros artículos mostraron tomas nocturnas.
Sin poner en duda la veracidad de las fuentes consultadas,
me parece bastante absurdo fotografiar al medio día a 6400 o 3200 ISO. El sensor recibe muchísima luz y apenas existen zonas oscuras donde comprobar si existe ruido, banding o cualquier otro defecto generado por el uso de estas sensibilidades. Por lógica, si existe tanta luz no dispararé a un ISO tan alto si bien puedo hacerlo a 200.
Al llegar a casa, mi mujer está ayudando a mi hija con la tarea escolar y decido usar la escena para comprobar el comportamiento de la cámara a altas sensibilidades y con muy poca luz. Ilumino la situación con un pequeña lámpara de escritorio, apago la luz del comedor y comienzo una serie de disparos desde 1600 hasta 6400 iso.
También aprovecho para disparar a velocidades de obturación muy lentas a pulso para comprobar a que mínima velocidad de obturación puedo usar la X-100 sin que las imágenes salgan movidas o trepidadas, considerando que es una cámara sin estabilizador de imagen.
Ha llegado el momento de descargar todo el material y comprobar los resultados.
Por desgracia, no he podido disparar en formato RAW por falta del software necesario, así que todas las fotografías han sido realizadas en formato Jpeg.
En toda prueba,
creo conveniente marcarnos un nivel de calidad como objetivo a conquistar. En este caso, dicho listón lo elevamos hasta la posibilidad de
poder publicar una fotografía con la calidad que requiere una doble página en papel de revista, vamos, el que normalmente se utiliza para los dominicales. Un soporte muchísimo más exigente que el usado en la prensa diaria.
La captura del sensor y el procesador EXR ofrecen unos
documentos muy suaves, con menos contraste si los comparamos con el que obtengo, por ejemplo, con mis Canon EOS. Esto me gusta ya que permitirá ajustarlo a mi antojo.
La definición de su 35 mm. es brillante a partir de 2.8 pero a diafragma 2 es totalmente utilizable, con resultados más que buenos. El porcentaje de imágenes enfocadas es altísimo como he comentado anteriormente pero ahora, observándolas a mayor tamaño, me reafirmo.
La cámara ofrece tres filtros de color inspirados en películas Fuji: Provia, Astia y Velvia. Esta última aviva claramente los colores pero no me gusta. Sigo prefiriendo el perfil más plano para tener la máxima información tonal.
Vamos a comprobar el ruido digital. Es admirable el trabajo llevado a cabo en este aspecto aunque a partir de 3200 ISO aparece en las zonas oscuras un molesto Banding que aumenta a medida que elevamos este valor. Este efecto suele estar ligado cámaras de preserie con firmwares no definitivos así que es de esperar una mejora o directamente casi la desaparición del mismo en las unidades finales. Este defecto me decepciona un poco pero a la vez
me hace reflexionar sobre es algo importante a tener en cuenta. Estoy exigiendo al sensor CMOS y tamaño APS-C un rendimiento de mínimo ruido que
nunca he exigido en mis cámaras réflex. Con ellas apenas disparo por encima de 1600 ISO, solo en casos muy especiales, gracias al hecho de usar ópticas muy luminosas y sobre todo buscando siempre la máxima calidad a la hora de realizar la fotografía. Si puedo disparar a 640 ISO no lo hago a 800.
Hoy en día existen muy pocas cámaras réflex en el mercado que brinden poco ruido a sensibilidades extremas.
Pero entonces ¿dónde tiene su límite ISO para un uso profesional? Considerando que es una cámara preserie y que el listón lo hemos colocado en la posibilidad de publicar una fotografía con la calidad que requiere una doble página de un Magazine, me atrevería a decir que dicha cota útil rondaría los 1600 o casi 2000 ISO.
¿Es poco? En mi opinión,
es muchísimo ya que es un dato que nos enlaza directamente hacia otra virtud de esta cámara,
la posibilidad de disparar a velocidades de obturación muy lentas.
A pesar de no contar con ningún sistema de estabilización, consigo casi un
100% de efectividad disparando a 1/15 de segundo. Si bajamos a 1/8, el acierto ronda el 70%.
Este dato es muy significativo ya que la misma fotografía que había realizado en el comedor, prácticamente a oscuras, a 6.400 ISO también
la pude hacer a 320 ISO consiguiendo una imagen totalmente nítida y con ruido cero.
Desestimo las imágenes realizadas a 12.000 ISO ya que el ruido me parece extremadamente perceptible.
Las fotografías realizadas a 6400 ISO en situaciones donde TODA la escena está bañada en luz tienen una calidad sobresaliente y solo observamos el Banding citado anteriormente si incluimos en la toma alguna zona oscura.
En sensibilidades más terrenales como 800 o 1600 iso, la calidad es sencillamente brutal.
ConclusiónDos días como “Padre de acogida” de la X-100, son más que suficientes para aclarar todas las incógnitas que tenía sobre ella. Por desgracia y como he apuntado anteriormente,
el sol ha brillado por su ausencia durante la prueba por lo que ha sido imposible comprobar los resultados de la cámara en altas luces.
Dejando a un lado el hecho de que su presencia os enamorará solo verla, tratándose de una cámara que tendrá un precio en el mercado de 1000 Euros debemos exigirle muchas más virtudes y sin ninguna duda esta X-100 las ofrece.
Como fotoperiodista, existían cuatro prestaciones fundamentales a probar para encumbrarla o bien bajarle los humos: El autoenfoque, el retardo en el disparo, la calidad de la óptica y el ruido generado a altas sensibilidades. Puedo decir que en todas ellas ha arrojado unos resultados sobresalientes.
Las dos primeras van muy ligadas. Los aciertos del sistema AF han llegado a unas cotas que prácticamente hacen innecesario el uso del enfoque Manual. Si a esto le sumamos el nulo retardo desde que accionamos el disparador hasta que el sensor captura la imagen, estamos ante una cámara ideal para captar instantáneas rápidas, cualidad que agradecerán, por ejemplo, todos aquellos
amantes de la Street Photography.
Sin duda, otro punto a destacar es el silencio que podemos conseguir al desactivar todas las alertas sonoras.
No estamos ante otra cámara compacta de alta gama, creo que es un error incorporarla a este segmento. Como habéis leído anteriormente, se trata de un modelo con el cual
podemos realizar encargos profesionales sin ningún tipo de complejo ni miedo. La cámara ha respondido perfectamente a todas mis necesidades.
En cuanto al Banding aparecido en las zonas oscuras a altas sensibilidades, hay que recordar que la unidad probada es un modelo preserie y este defecto puede desaparecer gracias al Firmware definitivo. Sucede en sensibilidades que os puedo asegurar nunca he utilizado y llegado el caso,
seguramente sería más importante la importancia informativa del momento que estamos fotografiando que la calidad de la toma.
Sobre el terreno, el hecho de poder disparar a velocidades muy bajas con resultados excelentes, ha hecho innecesario el uso de tan extremos niveles ISO.
La batería ha durado toda la prueba sin necesidad de recargarla. Cierto que solo han sido dos días pero de exhaustivo trabajo.
Recomiendo el uso de un filtro protector así como de su parasol. Este, además de cumplir su función natural, también nos protegerá la óptica así que su compra, recordad que se vende por separado, es prácticamente obligatoria.
En mi opinión, lo único preocupante y que comenté a los responsables de Fuji cuando devolví la cámara fue esa inclinación hacia la izquierda que descubrí al realizar fotografías arquitectónicas utilizando el visor óptico. A los pocos días, Salvador Luna me comunicaba que desde Fujifilm Japón le habían confirmado este fallo en algunas cámaras de preserie pero que ya habían sido retiradas por lo que debería ser inexistente en las unidades finales.
Una cámara que ve la luz acompañada de un terremoto, un tsunami y una fuga radioactiva. Desgracias que han afectado durante solo tres días su fabricación. Actualmente su producción se ha restablecido por lo que la disposición de la cámara llegará con más normalidad de lo esperado.
Ha llegado el momento del encuentro entre el "Cerdito de Barro" y el martillo. No lo dudéis, la ocasión bien lo merece, os lo aseguro.
Resto a vuestra disposición para aclarar posibles dudas y os emplazo a un segundo artículo realizado con el producto final.