A través de cuatro artículos he querido transmitir mis impresiones sobre la definitiva
Fuji Finepix X-100 tras haber probado un modelo preserie.
Seguro que quedan en el tintero algunas de las muchas opciones que ofrece esta cámara pero al menos le hemos realizado un buen repaso, sobre todo para uno que siempre dispara en Manual y se vuelve loco ante los menús de las cámaras actuales. Ahora llega el momento de las valoraciones generales, tanto buenas como malas.
Si bien se trata de una cámara que nos enamora con tan solo verla,
no está encaminada al gran público y eso Fuji lo sabe. La
carencia de zoom puede obstaculizarle más de una venta pero es ahí, ante esa ausencia, donde
empieza a seleccionar su público.
El futuro comprador debe buscar en ella algo distinto y por descontado debe ser una persona con cierta experiencia fotográfica si quiere exprimir todas sus posibilidades, para que sus virtudes no se transformen en inconvenientes, sobre todo si buscamos en ella una cámara de bolsillo. Nada más lejos.
A través de una opinión muy personal. pasemos a valorar sus cosas buenas y malas, o sea, el jabón y el bambú.
Me gusta
Como muchos sabéis, la X-100 es una cámara que
me atrajo desde que se presentó en Photokina por lo que fue un amor a primera vista.
Una vez la tenemos entre las manos y empezamos a investigar todas sus posibilidades descubrimos que, como buena pareja de baile, tiene sus cosas buenas y otras por las cuales estamparías contra la pared a su ideólogo.
Aunque su reducido tamaño nos permite llevarla siempre encima, considero que un poco más de cuerpo le hubiera sentado muy bien. El que escribe no tiene unas manos excesivamente grandes y a pesar de esto nos falta superficie.
Su autofoco se ha comportado en general bastante bien y al menos en mi unidad no me ha defraudado, todo y que en situaciones de poca luz duda un poco.
Su
lente es magnifica y ofrece una calidad que nos permitirá resolver perfectamente situaciones extremas, por ejemplo. con poca luz y donde el sistema óptico de trabajar al máximo para hallar un buen recorte en todas las zonas.
El
nivel de ruido a altas sensibilidades esta controladísimo y me agrada de sobremanera la forma en la que aparece, recordando en muchos casos el grano fotográfico.
Al igual al modelo pre serie, considero que
su límite para obtener imágenes de calidad
está sobre los 2000 ISO. A partir de ahí, tenemos que dar más importancia al instante que a la calidad de la captura, todo y que ese listón es muy personal y cada uno lo puede colocar según sus exigencias.
Por mi modo de trabajar, intento disparar siempre a la mínima sensibilidad que me permite la situación en pos de una mayor calidad de la imagen y esto es algo que aconsejo siempre.
Durante la prueba no he precisado más de 1.600 ISO, incluso en tomas nocturnas, gracias a la posibilidad de disparar a muy bajas velocidades ante la ausencia de espejo.
Su captura es bastante buena aunque he apreciado que cierra excesivamente los negros, algo que si bien podemos solucionarlo posteriormente en el revelador digital, no acaba de gustarme.
La elección de tan solo una óptica y que esta sea
un 35mm. me parece un gran acierto por la versatilidad de esa distancia focal.
No me gusta
Su sistema de
enfoque manual es demencial, me atrevería a decir que casi inútil. Sobre todo por no incorporar al menos un chivato acústico que nos avise del enfoque correcto. Desconozco si a través de un nuevo Firmware se podría solucionar este problema, algo que si fuera posible se debería plantear al fabricante. En este aspecto, la Fuji cae hasta una nota muy deficiente.
Otra de las incongruencias de esta cámara radica en las opciones de flash cuando trabajamos
en formato RAW ya que
no permite eliminar la opción de “ojos rojos”. No encuentro la razón de tal decisión aunque de nuevo nos encontramos ante un problema solucionable vía Firmware.
Otro grave problema no radica en la cámara sino en el suministro de accesorios de la X-100. En mi opinión, el hecho de
no incluir al menos el anillo adaptador para incorporarle un filtro protector es un error mayúsculo por parte de Fuji, ya que el peligro de ralladura de la óptica está muy presente.
La decisión de independizar tanto el anillo adaptador como el Parasol responde a cuestiones comercial las cuales podemos llegar a entender, o no, pero me parece un soberano error, a sabiendas que todo lo ocurrido en Japón ha marcado profundamente el devenir de los suministros de todo lo que envuelve este mundo “X-100”.
Es por ello que la solución estaba en incluir de serie esa bendita rosca que nos permitiera incorporar el filtro de 49 mm., protegiendo la óptica de todo mal.
¿qué ocurriría si a un propietario de esta cámara se le rallara la lente por no haber podido comprar el adaptador en cuestión? ¿Cómo respondería Fuji entonces? Supongo que la respuesta sería “Hay que tener cuidado, más si todavía no tiene el protector frontal hasta que sea posible su compra” y ahí esta el error. Nunca se debería vender una cámara de este estilo sin la opción de proteger su lente.
Por lo que sé,
en septiembre estará reestablecido el suministro de estos accesorios.
Conclusión
A pesar de los tres problemas comentados anteriormente, que afortunadamente tienen solución, mi valoración sobre la X-100 es muy positiva, todo y tratándose de una cámara que seguro tendrá sus defensores y sus detractores.
Podemos considerar que su precio es algo elevado pero hay que considerar que estamos ante una cámara que ofrece una serie de virtudes que pueden ser claves a la hora de su compra: la calidad de su óptica, la captura a altas sensibilidades o su pequeño tamaño son solo tres ejemplos determinantes.
Con la X-100
podemos abordar tranquilamente un reportaje sin miedo a quedarnos limitados, aunque bien es cierto que para ello y tal como he apuntado al inicio de este artículo, debamos ser fotógrafos profesionales o aficionados con cierta experiencia, sobre todo con cámaras de telémetro, si queremos hallar todas las grandezas que ofrece la X-100, que no son pocas.
Enlaces con las anteriores entregas de esta prueba:
1ª Parte
2ª Parte
3ª Parte
4ª Parte