He esperado más o menos un mes para poder hacer este artículo donde intentaré transmitir mis sensaciones tras el cambio “ al lado amarillo”.
Para ello, creo que lo mejor es desgranarlo por partes.
Como en todos los cambios y tras haber estado trabajando durante muchos años con una marca, hay aspectos como la adaptación a un nuevo sistema que requieren su tiempo para poder ofrecer una valoración justa, sin que esta pueda estar vinculada por cosas que no sean su utilidad y funcionalidad.
Tal vez algunas opiniones os sorprendan, pero ante todo quisiera ser lo más imparcial posible tras haber probado tanto el sistema de Canon como el de Nikon.
La D4 es una cámara que se deja querer y rápidamente me he adaptado a sus menús de configuración. En cuanto a la distribución de los botones y sobre todo la suavidad de su manejo, creo que Canon gana esta pequeña batalla.
Algo que me ha requerido un reset en toda regla ha sido el color de los documentos. En mi opinión, mucho más cálido Nikon que Canon. ¿Esto es malo? Ni mucho menos, yo diría que es DIFERENTE.
Reconozco que los primeros días con la D4 tuve alguna sorpresa inesperada con su gestión del color, nada que no pudiera solucionarse con la post producción. Con el paso de los días, he ido adaptándome y ahora empiezo a entenderlo mejor y ha disfrutarlo.
Aquí no hay ningún ganador claro por tratarse de parámetros distintos. Quisiera destacar en este aspecto las pruebas que pude hacer con la nueva D-800, la cual ofrece una gama de color que me ha gustado más que el de la D4.
Y es que Nikon ha hecho todo un camarón con ese cuerpo. Cierto es que la imposibilidad de rebajar la resolución de sus documentos RAW a niveles más terrenales, debería ser algo que Nikon debería valorar seriamente. Desconozco si vía Firmware sería posible pero sería todo un acierto. Pero cuidado, esta característica puede ser muy útil en algunos casos.
Recientemente y con motivo de la visita de los Príncipes a la Fundació Tapies de Barcelona, la posición de los fotógrafos en el momento de los discursos era bastante alejada por lo que ya se intuía un necesario “Crop” en la postproducción, dejando la imagen prácticamente a un tercio de su tamaño natural. Pero claro, tras el recorte y al llevar esos 36 MP, la imagen tenía unas 32 Mb abierta mientras que el resto de fotógrafos podían tener unas 6 o 7 Mb. De este modo teníamos un documento con muchísima más información. Es por esto, y dependiendo del tema que debamos cubrir, es muy interesante contemplar esta posibilidad.
La D-800 es una cámara relativamente pequeña y en mi opinión se erige como la mejor candidata para llevarla de viaje o patear las calles. No se lleva bien con ópticas grandes como el 70-200 por la descompensación de pesos pero si trabajamos con ópticas pequeñas como un 24mm, un 35, un 50mm., etc. su ergonomía es perfecta.
Muchas personas se han quejado de su poca velocidad de disparo pero sinceramente creo que si Nikon incorporara a la D-800 una ráfaga de 6 o 7 fps., las ventas de la D4 sufrirían y mucho. Os lo aseguro.
Pero volvamos a nuestro análisis.
El nivel de ruido a altas sensibilidades de la D4 es muy bueno y disparar a 3.200 o 4.000 ISO no presenta mayor problema. Si somos muy quisquillosos podemos pulir las tomas un poco más en la posproducción. En la siguiente imagen, el filosofo y ensayista José Antonio Marina fotografiado en el Círculo del Liceo de Barcelona.
Desde que la tengo no he superado en ningún momento los 4.000 ISO así que para los “Banzai” que les gusta saber como da a 10.000, pues lo siento, no es mi “franja horaria”.
Aquí la batalla la gana por el momento Nikon, y digo por el momento porque habrá que esperar la nueva EOS1 X para poder cotejar los resultados. Si la comparación la hacemos con la EOS1 Mark IV, el KO es fulminante a favor de Nikon.
Sigo considerando que la incorporación de la nueva tarjeta XQD no aporta muchas cosas y a día de hoy es más un engorro que una ventaja, al obligarnos a llevar dos lectores en la bolsa si precisamos mandar fotos desde nuestro portátil.
En mi caso, utilizo la nueva tarjeta para grabar los RAW y la Compac Flash para los Jpeg.
Considero mucho mejor la opción de la D800, con una tarjeta SD y una Compac Flash.
Sobre el sistema de flash, poco que hablar. Es aquí donde he encontrado la mayor diferencia entre ambos fabricantes y es que Nikon está muy, pero que muy por encima de Canon en lo que a sistema de iluminación se refiere. El nuevo SB-910 ha funcionado perfectamente en todas las situaciones y sobre todo la intensidad de luz entre distintos disparos ha sido la misma. No tiendo a trabajar mucho con flash pero considero que en algunos momentos, su uso puede salvarnos una situación más que complicada.
Como claro ejemplo de lo comentado, permitidme mostrar la siguiente imagen realizada para el diario sobre un monumento de arena construido en la playa de Barcelona emulando la sinfónica de Viena y donde la gente puede tomar el sol escuchando música a través de unos auriculares. Aunque no lo parezca, el flash está disparado para rellenar el tremendo golpe de luz que había a la hora que se hizo.
Si pulsais sobre la imagen para verla a un mayor tamaño y observando la parte del rostro, veréis la precisión del sistema de Nikon, llegando hasta el punto que para comprobar si el flash se ha disparado o no, es casi necesario consultar los metadatos.
Ahora estoy a la espera del nuevo firmware de Pocked Wizard para sus emisores TT1 y el Flex TT5 y así poder utilizarlos con la D4 y el SB-910 separado del cuerpo.
Los cuatro lentes que he podido probar son los siguientes: 24-70/2.8, 70-200/2.8, 24mm./1.4 y el 35mm./1.4.
Sobre el primero destacar que se trata de un gran zoom “de batalla” gracias a su distancia focal, convirtiéndolo en un objetivo muy versátil para la prensa diaria. De todos modos, al estar habituado a trabajar con ópticas fijas, me ha costado un poco acoplarme a él.
El peligro que tienen los zoom, y sobre todo aquellos que comprenden distancias focales cortas, es que nos hacen vagos y elegimos el encuadre que más nos gusta a base de mover su aro de distancias en lugar de movernos nosotros. Es por ello que, hasta el momento, mi modo de proceder con dicha lente ha sido establecer la distancia focal requerida y moverme yo. Bajo esta disciplina me he sentido más cómodo.
Como curiosidad, comentar que la distancia focal media que más he utilizado, comprobada tras consultar distintas fotografías realizadas con este zoom y en distintas coberturas informativas, es un 40mm. Curioso, ¿no?
Su calidad óptica es notable, que no sobresaliente. Habituado a ópticas “L” fijas, uno añora ese recorte y resolución pero claro, hablamos de un zoom y en este segmento sus resultados son óptimos.
Si lo que queremos es máxima resolución, tanto el 24 mm. como el 35 mm. van a ofrecernos ese plus que nos permitirá llegar a cotas muy altas de calidad.
Ambos son realmente muy buenos y me resulta prácticamente imposible decantarme hacia una marca u otra. Es con este tipo de objetivos donde, por ejemplo, podremos comprobar el rendimiento de un sensor tan exigente como el que incorpora la nueva D-800.
En cuanto a la bayoneta de los objetivos, me gusta más la de Canon ya que es mucho más limpia y menos delicada, sin conexiones que puedan sufrir algún percance. A la hora de introducir las ópticas en el cuerpo, debemos poner mucha más atención con Nikon que con Canon.
Respecto al 70-200, considero que este tiene más calidad que el 24-70 pero por poco no llega a su homólogo. La última evolución del 70-200/2.8 L II de Canon es sublime, tal vez el mejor zoom que he probado en mi vida. Su fabricación es más reciente por lo que está dentro de la lógica que sus resultados sean algo mejores. De todos modos estamos ante dos grandes ópticas, con la versatilidad que siempre a caracterizado este tipo de zoom.
El sistema AF de Nikon es muy bueno, pero sobre todo preciso aunque no más rápido que el de Canon.
¿Más lento que el Canon? Tal vez os preguntéis, pues si.
Si por ejemplo hacemos la prueba de enfocar a 1 metro y luego a 10 metros y volver a un metro, Canon tarda menos. El problema es que no es tan preciso. La diferencia son décimas de segundo pero lo suficiente como para notarlo.
Con Canon, y sobre todo con la 5D Mark II tenía el problema de su precisión. Aunque la cámara parecía enfocar correctamente, cuando observaba los documentos al 100% habían muchos errores.
Respecto al seguimiento de foco, por desgracia la liga de futbol a finalizado por lo que siento no poder aportar una información fundada al respecto, al no haber cubierto ningún evento deportivo desde que hice el cambio de marca.
A la hora de ofrecer una clara valoración entre dos sistemas tan distintos, hemos de tener claro que prestaciones buscamos y para que vamos a utilizarlas.
Por desgracia, Canon llevaba mucho tiempo navegando por terrenos repletos de problemas, sobre todo en lo que respecta al foco.
Si hay algo que agradezco es la posibilidad de tener todos los cuerpos con un sensor Full frame, algo que los usuarios de Canon podrán tener cuando la nueva “X” salga al mercado.
Para mi, esa medida del sensor es muy importante, por su calidad y sobre todo por la posibilidad de trabajar con una distancia focal real, con sus perspectivas, aplanamiento, fugas, etc.
Como he dicho anteriormente, no soy fotógrafo que se caracterice por un uso importante del flash a la hora de abordar una información, pero el sistema de Nikon es realmente espectacular y esto es de agradecer cuando buscamos sus límites y probamos todas las prestaciones que ofrece.
En cuanto a ruido digital el trabajo es sublime tanto en la D4 como en la D-800.
Sus lentes nos ofrecen buena resolución aunque si queréis disfrutar como enanos, son esos dos lentes fijos los que nos marcan el camino hacia las más altas cotas, al igual que ocurría tanto con el 24 y el 35 de Canon.
Son sistemas distintos y solo nuestros criterios personales pueden decantarnos hacia uno u otro.
Por el momento creo que Nikon sigue con su reinado, todo y que personalmente la nueva 5D Mark III me gustó y mucho, pero es el balance total de un equipo el que debe establecer la nota final y por el momento, el “Factor Amarillo” pesa mucho. Veremos que ocurre con la nueva “X” de Canon.
Nota: Todas las imágenes que ilustran este post han sido realizadas bajo encargo de La Vanguardia.