jueves, 23 de febrero de 2012

Samuel Aranda nos cuenta su encuentro con Fátima y Said.

La semana pasada, en contacto con Samuel vía mail y tras toda la locura que supuso el premio, le comenté que me gustaría mucho que escribiera en primera persona que había significado para él su reciente encuentro con Fátima y Said, la madre e hijo que aparecen en la imagen que le valió hace escasos días el premio World Press Photo.


Lejos de hablar de cuestiones técnicas y demás anécdotas de la imagen ganadora, pensé que sus palabras podían ser muy interesante para los lectores de este blog.
Sin más os dejo con ellas:

" Hay veces que a uno le pasa por la cabeza ¿por qué?, ¿por qué estoy aquí?, ¿por qué hago este trabajo?, ¿por qué me he tenido que meter en esto? El 15 de octubre del año pasado fue uno de esos días. Recuerdo llegar a la zona controlada por los manifestantes Anti-Saleh. Era el primer día que decidí salir a hacer fotos, después de casi una semana en Sanaa, en la que me dediqué básicamente a hacer contactos y coger el ritmo a la ciudad.

Recuerdo llegar a la plaza de Change Square, y en menos de media hora empezaron los disparos. Los francotiradores del gobierno empezaron a disparar a los manifestantes y poco después empezaron a caer también proyectiles lanzados por sus tanques. Corrí hacía la mezquita que utilizaban los manifestantes como de hospital improvisado, y no pasó mucho tiempo hasta que los primeros heridos y muertos empezaron a llegar. Recuerdo mucho ruido, muchos gritos, y entonces me vino a la cabeza ese pensamiento que a veces pasa ¿que estoy haciendo yo aquí?.

Entré en una pequeña carpa donde atendían a los heridos y allí estaban Fátima y su hijo Said. Fátima creo que era la única persona que no estaba llorando o gritando en ese momento. Me llamó la atención con el cariño que arropaba entre sus brazos a Said. Los fotografié y rápidamente se llevaron a Said hacia el interior para atenderlo. Fueron pocos segundos, no tuve ninguna intención de representar algo parecido a la "Piedad" como se ha dicho en muchos foros , etc..., simplemente documentaba lo que pasaba.

El pasado viernes 17 de febrero volví a Sanaa, con mi gran amigo y compañero Xavier Mas de Xaxas, Fátima y Said nos recibieron en su casa familiar donde viven más de 100 personas de la misma familia. Como yo esperaba encontrar, son una familia magnífica, Fátima me había hecho unas galletas caseras, hablamos mucho sobre el premio y lo que había ayudado a que Yemen volviese a las noticias.
Fatima me dio la mano, me agradeció una vez más que hubiese decidido venir a Yemen para documentar su revolución , y Said, algo más efusivo , me abrazó y me besó en las mejillas, me pidió mi teléfono para estar en contacto, se me humedecieron los ojos de alegría, y recordé porqué hago esto."




Muchísimas gracias Samuel.

7 comentarios:

  1. Después de leer este corto relato, me reafimo... Sigue siendo un ejemplo y una inspiración.

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  2. David, fantástica tu idea de que Samuel cuente su historia de la foto, y genial lo que cuenta él. Conmovedor... GRACIAS!!!!!!

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  3. Muy buen post. Conocer de cerca como se hizo la foto y su visita posterior. Me ha gustado el mucho el comentario que hace sobre "La Piedad". Hace pensar sobre la gente que siempre intenta buscar referencias o dar explicaciones "intelectuales" para cada foto..
    Enhorabuena Samuel!

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  4. Esclar, és una imatge molt maca, respectuosa i concisa. I veure això en un moment de tanta hostilitat... xapó!

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  5. Un lujazo leer a Samuel !!! Gracias David.

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  6. La imatge em commou i el text encara més. Abans que la professió hem de ser persones, com es demostra.

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    1. Ver testimonios como el de Samuel Aranda me recuerda que aun hay periodistas, y en su caso fotoperiodistas, que necesitan denunciar las injusticias reales y darlas a conocer. La fotografía de Aranda premiada por el WPP ha ayudado a que se hable del Yemen y ha hecho feliz a mucha gente que, al verla, ha entendido que hay aun quienes luchan por dar a conocer e informar, no por conseguir reconocimiento y meritos. Samuel es el claro ejemplo que con esfuerzo, perseverancia y valores se puede llegar donde uno se lo propone. El fotoperiodismo necesita que esto se recuerde a menudo. Felicidades Samuel, no solo por la fotografía, sino por conservar la humildad y la calidad humana que seguro que tenías cuando luchabas por conseguir "ser alguien" en este mundo y felicidades a ti, David, por conseguir que gente tan interesante de a conocer su visión del mundo o de ciertas situaciones. Emocionante.

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