miércoles, 18 de febrero de 2015

No más polémica por favor.

Con la Navidad llega el "Almendro", con Enero las rebajas, con septiembre el inicio del Colegio y con el World Press Photo la polémica. Si en la edición de 2013 hubo un gran revuelo por el exceso de retoque en muchas de las imágenes presentadas, la del 2015 no se queda atrás una vez leídas las declaraciones del jurado en las que se comunicaba haber eliminado el 20% de las fotografías finalistas por incluir o eliminar algún elemento de la toma original.



Ya en su momento quise abordar el límite del retoque preguntando la opinión a diversos profesionales del sector , pero la polémica de este año cruza de lleno esa frontera tan delicada llamada "verdad" con la temida Clonación. Michele McNally, una de las componentes del jurado, definía la situación en un interesante artículo publicado en "Lens" como "Desgarradora", llamando la atención tanto al concurso como a la industria para que las reglas sean mucho más exactas, más precisas.

Porque de nuevo nos encontramos ante un mar de dudas cuando sólo la arbitrariedad del jurado ha de marcar las líneas fronterizas y existen contradicciones entre el de una edición u otra.
¿Es lícito eliminar una fotografía porque los negros están muy cerrados y se ha perdido información, tal y como ha ocurrido en esta edición? Personalmente creo que no y me pregunto ¿hasta que punto puedo oscurecer una zona? ¿Cual es el porcentaje admitido? ¿Que ocurre si ante una situación expongo en las altas luces para luego en el revelado recuperar las bajas? Las respuestas pueden ser tan ambiguas como absurdas y no creo que ninguna de ellas ofrezca una solución precisa.

Considero la clonación motivo suficiente para descalificar una imagen, desterrar al fotógrafo e incluso mandarlo a un campo de trabajo en Siberia si es preciso, pero esa es una falta clara y no precisa interpretaciones o valoraciones, es tajante. Ocurre todo lo contrario cuando la controversia está en valorar la diferencia entre el RAW original y la imagen final, ahí está la "Madre del Cordero" y donde la nebulosa se hace más patente.


En el mismo artículo de Lens, un fotógrafo preguntado declaraba: "…cuando al año pasado se me notificó que estaba descalificado me quedé sorprendido y sentí vergüenza. Según el jurado las sombras de mis imágenes eran demasiado profundas. Este año volvieron a pedirme el RAW  y no fui descalificado a pesar de haber procesado la imagen del mismo modo."

Es ahí donde radica el problema.¿Pasa la solución por tener un producto final muy cercano a la toma RAW? podría ser pero observando algunos trabajos galardonados este año no parece que sea esta la clave. Podemos ir más allá y, acogiéndonos a la obligatoriedad de presentar nuestro RAW si entramos en las fases finales del concurso, preguntarnos como se premia una fotografía realizada con un iPhone (Tercer premio en Daily Life single) cuando es sabido que dicho artilugio no ofrece este tipo de documentos.



Es preciso que World Press Photo muestre los casos de descalificación para poder ver de una vez por todas los límites infranqueables según la reglamentación de este concurso. Hablar de un exceso sin mostrarlo es, como diría el argot popular, "…quedarse con la puntita".

Porque por encima de todo está la honestidad de aquel que manda su trabajo, de aquel que interpone su ego por encima de la verdad, clonándola o desvirtuándola hasta límites insospechados. No puede ser que el mal viva en nuestra escalera. Debe ser mostrado y en esa tesitura World Press Photo tiene mucho que decir y aportar.
Vivimos tiempos turbulentos donde incluso existen redacciones en las que, como en un viaje en el tiempo, se ha regresado aquellos años casposos en los que eran los redactores los que decidían la fotografía que debía ilustrar su artículo, obviando la tan necesaria edición gráfica y perdiendo de este modo es plus de calidad que aporta un buen editor. Le llaman Multifuncionalidad, yo le llamo mediocridad. O bien redacciones donde los fotógrafos han sido casi eliminados en favor del todo vale.

Es ante todo este panorama cuando resulta absolutamente necesario mantener unos criterios éticos, profesionales y denunciar aquellos que desde nuestro "bando" juegan con la verdad. Es indignante y debemos evitar que ese 20% de descalificaciones tome el protagonismo y permitamos con unas reglas más claras que Mads Nissen disfrute merecidamente de ese galardón por su fotografía de dos homosexuales en San Petersburgo y que sea ella la gran protagonista.