Todos hemos empezado en este oficio de un modo u otro. Ayudando a un fotógrafo, llevando la cámara siempre encima por si surge alguna noticia ante nosotros, como dependientes de alguna tienda del sector,etc.
Desde hace unos años existe una nueva modalidad para incorporarse al mundo del periodismo o bien del fotoperiodismo, los estudiantes en prácticas.
Cada cuatro o cinco meses, todos los medios de comunicación reciben a “futuros periodistas” que provienen en su mayoría de universidades nacionales o extranjeras. Estos estudiantes realizan un stage en las redacciones para vivir más de cerca el día a día de un medio de comunicación. Hasta aquí todo correcto.
La problemática ha surgido cuando esos estudiantes han empezado a desarrollar tareas de estructura, convirtiéndose en mano de obra barata, bueno, mejor dicho gratuita.
En mi opinión, es algo que ha nacido torcido y crece torcido, siendo los propios centros docentes los que ofrecen estudiantes a medios informativos quienes, en muchos casos, encomiendan tareas informativas a sabiendas que nunca cobrarán nada por tal servicio.
Y ahí está el error, el pecado, o como queráis llamarlo.
En el caso de la sección de fotografía de La Vanguardia, cada cuatro meses vienen un estudiante de alguna escuela de fotografía. Una entrevista previa sirve para valorar sus conocimientos y conocernos mutuamente. Vienen ilusionados, deseando vivir esos cuatro meses inmersos en un periódico y preguntan ansiosos si harán fotos pero la respuesta los descabalga de su nube de algodón, “NO”.
En un principio puede parecer tajante pero con una simple explicación vuelven a poner un pie en su particular nube. Solo hay que hacerles entender que hay gente que vive de hacer fotos y así debe seguir. Que ellos aprenderán muchas cosas para que cuando en un futuro vayan a buscar trabajo tenga una experiencia profesional donde puedan basarse para bien o para mal.
He de destacar que ninguno de ellos, al recibir esa negativa y posteriormente su explicación, han desestimado el hecho de poder estar con nosotros, todo lo contrario.
Dicho esto, puede que al cabo de cuatro meses salgan a cubrir dos o tres informaciones menores para que al menos tengan esa experiencia pero su trabajo consiste mayoritariamente en vivir el día a día en la mesa de edición, justo en el centro de todos los editores. Desde su ordenador tiene el mismo acceso a agencias que tiene cualquiera de nosotros por lo que puede contemplar miles y miles de imágenes que llegan al día.
Puede acompañar a un fotógrafo para ver como trabaja o sentarse a su lado mientras este edita la información. También está presente en todas las discusiones que genera la edición así como el buen rollo que reina en la sección.

Nuestra última incorporación es Paulina, un amor de criatura. Una estudiante mejicana que se ha adaptado perfectamente a nosotros y que cuando su selección disputó el primer encuentro del Mundial de Futbol vino ataviada con la camiseta oficial de su país ante la sorpresa de todos nosotros y pensé “
Paulina, eres digna de estar en Fotografía por que solo en Fotografía podrían pasar cosas así “
Hasta la fecha, todos los estudiantes que han pasado por la sección durante estos dos años y medio han marchado contentos, incluso alguno ha llorado por el hecho de dejarnos y eso que… nunca hicieron fotos.