sábado, 25 de septiembre de 2010

Fotografiar cerca de las personas. (1ª parte).

“Cuando estoy en la calle, no me atrevo a acercarme a la gente para fotografiarlos”
Esta es una de las frases que más he oído durante mis experiencias docentes.
De repente sentimos pánico y pensamos que posiblemente sufriremos un desenlace fatal si nos acercamos excesivamente al motivo o situación.


En estos casos, cada uno tiene su forma de proceder y no existe una solución milagrosa.
Existen “leyendas urbanas” que encuentran la solución a este problema con la adquisición de una cámara pequeña tipo Leica, la cual nos permitirá pasar más desapercibido, y en cierto modo es cierto, pero existen más factores que pueden influir a la hora de conseguir ese acercamiento. Argumentaré mi opinión al respecto.

Existe un espacio vital. Un territorio que marcamos nosotros mismos y que todo aquello que lo supera se convierte en violento.
Siempre pongo el mismo ejemplo. Pensar en aquellas personas que tiene cierta tendencia a hablar muy cerca de nosotros, pegados a nuestra cara. Cuando esto ocurre solemos ir auto apartándonos hasta llegar a esa distancia óptima que consideramos correcta. Estamos marcando nuestro espacio vital.

Si extendemos los brazos en forma de cruz e imaginamos una supuesta circunferencia alrededor nuestro limitada por los dedos de la mano, daremos con ese territorio fronterizo.
A la hora de fotografiar nunca debemos traspasarlo. Esperaremos que esa persona nos invite a entrar. Nos coja por la pechera y nos adentre en él. Solo así podremos compartir momentos fotográficos con ella.
Para ello es preciso tiempo, compartir momentos.

Cuando hacemos un reportaje extenso puede ser mucho más fácil de conseguir ya que la permanencia en el lugar y sus gentes ofrece más posibilidades de acercamiento pero ¿Como conseguirlo en el día a día, cuando no hay tiempo material para llevar a cabo ese “compartir”?
A mi entender, existe un factor determinante que nada tiene que ver con la fotografía y mucho con la psicología, nuestra actitud ante las personas.
He de confesar que soy un tipo bastante tímido a la hora de hacer fotos así que pensar en un modo de proceder como el que vimos en el video de Bruce Gilden fotografiando por las calles de Nueva York me produce auténtico terror.
El respeto hacia las personas se debe convertir en nuestra máxima. Si en algún momento observamos que no somos bien recibidos, bajaremos la cámara y reiniciaremos el proceso. Nada puede violentar a la persona que queremos fotografiar sino estamos perdidos. Nada bueno haremos.
Pedir permiso puede ser una solución pero si lo hacemos, aconsejo nunca hacer la fotografía en ese momento. Nos vamos y regresamos cuando nuestro objetivo esté más relajado. Tenemos su permiso y lo aprovechamos cuando convenga, no inmediatamente.

Reconozco que he perdido fotos pero ha sido para no violentar una situación. Recuerdo el reportaje que hice sobre la película de Fernando Trueba “El Embrujo de Shanghai”. Era la primera vez que vivía intensamente un rodaje.
Un día, mientras cambiaban luces, Ariadna Gil estaba pensativa en un rincón. Mi reportaje trataba sobre los entresijos de un rodaje. La foto era preciosa, la luz de ensueño. Ariadna estaba abstraída, tal vez memorizando el texto o colocándose en el personaje. Algo me decía que acercarme en ese momento produciría una molestia o rechazo en ella así que me comí la imagen pero muy posiblemente, el hecho de no hacerla facilitó posteriormente muchas otras igual de interesantes como esta que realicé días después.


No creo para nada en la leyenda de la cámara pequeña a menos que tengamos que fotografiar algo que implique peligro, que por la situación, requiera la máxima discreción. Una situación similar como la que contó Paco Elvira en su blog, relatando como hizo unas fotos en un prostíbulo.
Y no lo creo por mi experiencia fotografiando por la calle con una 6x6. Su tamaño no es precisamente pequeño así que no hay camuflaje posible. Solo nuestra actitud y respeto hacia los demás.
Cuando estoy ante una situación, siempre intento mantener cierta tranquilidad, revoloteo alrededor como diciendo “te voy hacer una foto”. Me muestro y cuando veo algo interesante disparo. No es cuestión de disparar mucho, esto lo he aprendido con la 6x6. Esperar y observar porque con esa cámara solo tengo un disparo posible.


La tienes o no la tienes.
En la próxima entrega comentaré algunos ejercicios que he llevado a cabo con mis alumnos, consejos y algún que otro truco que os puedan servir.

28 comentarios:

  1. Buenos consejos, David. Ayer hablaba de algo parecido en el blog. Me parece fundamental el respeto y grandes dosis de empatía.
    Espero la seguna parte.

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  2. A mi me interesaba mucho hacer fotos de personas, ahora menos, y diría que hay dos situaciones muy diferentes. No es lo mismo hacer fotos en un espacio en el que algo suced, una fiesta popular, una manifestación, un evento cultural, una procesión, un pàrtido de futbol... en que las personas que asisten son conscientes de que forman parte del mismo, que es de interes público en la mediad que sea y por tanto pueden ser fotografiados en cualquier momento y por otra parte hacer fotos de la cotidianidad en la que una persona simplemente espera el autobus, compra, pasa por la calle, se abraza a su ser querido o se separa del mismo con una mirada de desden.
    Respecto a la cámara la virtud de la leica no sólo es su tamaño, sino que es una cámara "no agrasiva", cuando alguién se siente apuntado por una leica siente simpatía, no rechazo, más de una vez me han preguntado si era una cámara antigua, y por tanto si yo estaba haciendo algo más relacionado con el arte o qué sé yo que si lo hacía con la nikon o la canon, en la que inmediatamnete piensan en salsa rosa (especialmente tras la muerte de Lady Di)

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  3. Bueno, juagar al tejo funciona mucho mejor que una leica.
    Un abrazo Rafa ;-) que te me has adelantado.

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  4. Es cierto Juanjo, Hay situaciones y situaciones pero creo que en mayor o menor medida, es siempre lo mismo en cuanto nuestra actitud.
    Algo similar a lo que comentas con la Leica me pasaba a mi con la Hassel, la gente la confundía por una cámara de video y me preguntaba en que canal iba a salir...
    Muy buena entrada Rafa. No la había visto.

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  5. Espero ansioso esos ejercicios. Interesantes reflexiones, porque yo también tengo ese problema, y aproximarse a lo justo o razonable es difícil.

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  6. Sin duda, nuestra actitud es fundamental, el respeto y la educación debe ser una premisa oblidatoria y debería de venir de serie con las cámaras, pero lo es en cualquier otro aspecto de la vida en sociedad.

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  7. Excelente entrada David sobre un tema que preocupa a muchos fotógrafos, sobretodo principiantes.
    Como otros antes que yo, recomiendo encarecidamente la entrada sobre este tema en el blog de Rafa Pérez, el fotógrafo viajero. No tiene desperdicio.

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  8. Muy atractivo el tema, David. Y creo que aparte de la empatía y el respeto, hay que pensar en que cultura uno se encuentra. Ello condiciona el acercamiento. No es lo mismo fotografiar en Nueva Yotk que en un pueblo pequeño de Catalunya. Existe el factor anonimato que puede jugar a tu favor sumado a la discreción.
    Y otro problema es saber si el espacio público es democrático o no. Hay ciudades en que la gente entiende que la calle es un lugar público y te pueden sacar una foto en cualquier momento y lo toman con naturalidad. Me da la impresión que en algunos lugares de España, los espacios públicos son menos democráticos...

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  9. Apuntando formas de trabajar, a veces suelo fotografiar a la persona, antes de pedirle permiso. Si me lo concede, le hago una segunda fotografía. En la primera, obtengo la frescura del momento. El posado, la mayoría de las veces no me satisface.
    Si no obtengo su permiso, esa fotografía se queda en alguno de los cajones donde guardo material que difícilmente verá la luz. Lo que siempre hago es obtener su dirección y enviarles una copia.
    No sé si me atrevería a caminar por Nueva York –o las Ramblas- tal como hace Bruce Gilden. Creo que a tanto no llego.
    Un abrazo

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  10. Totalmente de acuerdo con el tema de la agresividad. Las grandes cámaras digitales réflex son agresivas. Parecen armas. Nos tapan la cara y nos alejan del fotografiado. La Leica y las Rolleiflex TLR son graciles, pacíficas. Permiten la interacción entre fotógrafo y fotografiado. Porque, en el fondo, ayudan en aquello que permite conseguir la foto o no: la actitud del fotógrafo, la capacidad de interactuar con el sujeto al que fotografía. Si hay complicidad, seguramente podremos hacer la foto; si interpreta nuestra acción como una agresión, no habrá manera.

    Y no creo que ello se aprenda. Forma parte de la capacidad que tiene cada uno para empatizar.

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  11. Interesante entrada y esperamos el ejercicio.

    Yo soy de robados, pero no me queda más remedio que superar poco a poco la timidez.
    El problema, sobre todo cuando hablamos de fotos sin posar, viene luego. Derechos de imagen, publicar o no publicar, niños, etc. Y más en España.

    Tengo en mi blog algún robado, foto callejera, foto de fiestas... y a veces me siento como un criminal. Sin ir más lejos, la última entrada la he colgado con mariposas en el estómago, por eso de que salen niños. Por mucho que sean imágenes amables.

    De momento seguiré con mi camino y espero poder mejorarlo con los posados. Sólo espero que en una de estas no me pase algo que me termine haciendo fotografiar sólo paisajes, que no se quejan.

    Un saludo

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  12. Estupendo "post" David, mil gracias.
    Además del respeto del espacio personal y el uso de cámaras no "agresivas" -para mí la clave reside en no usar objetivos voluminosos-, creo que es importante la gestualidad del fotógrafo, cómo se mueve en el escenario fotográfico: si lo hace de forma pausada y amigable, sin ansiedad ni agresividad; o si se empeña en actuar con gestos "viriles", como si estuviera abatiendo enemigos con un M-16. A mis alumnos les aconsejo que procuren moverse como si estuvieran practicando Tai-chi...

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  13. Muy bien explicado David. Me quedo con la teoría de los brazos en cruz... como siempre, una entrada estupenda.

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  14. Muchas gracias David por compartir tu experiencia. Estoy muy verde en cuanto a fotografía social o urbana y se debe precisamente a la primera frase que has destacado en negrita en esta entrada. Aunque la verdad es que las pocas veces que me he animado a salir a la calle en busca de fotografías de personas he disfrutado.

    Un saludo y gracias.

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  15. Hola David. Me muevo mucho por los pueblos, especialmente de Castilla y León, haciendo fotografías de viaje y he notado que la actitud de la gente ha ido variando considerablemente a la hora de dejarse fotografiar. Recuerdo que en los años 80 hacer fotos de gente trabajando en el campo, con los animales, con sus ovejas era algo que agradecían, se sorprendían de verte por allí, les hacía gracia "esa afición" y muchas veces no hacía falta que pidieras permiso previamente, aunque la mera educación exigía agradecer esa foto si la persona en cuestión se daba cuenta de que estabas fotografiando su actividad o su entorno. Con el paso de los años he sentido una agresividad creciente hacia el fotógrafo por el mero hecho de llevar una cámara colgando. Y cada vez son más las personas que se ponen violentas cuando pides permiso para fotografiarlas, con una desconfianza brutal por tu interés. Es como si estuvieras bajo sospecha de querer algo más que hacer una foto. No digo que siempre sea así, pero es una tónica que he ido notando con el paso de los años. De hecho, salir a la calle a fotografiar situaciones se ha vuelto, al menos para mí, en una actividad que me genera mucho más estrés que relajación. Y aunque intento poner en práctica todas esas cosas que habéis mencionado -no agredir, no avasallar, no asustar, solicitar permiso, saber renunciar...- creo que las generaciones venideras tendrán un montón de fotos de gente sin rostros -de espaldas, movidas-. Por aquello del derecho a la imagen.
    saludos

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  16. Me siento más que identificado con el tema porque la timidez, yo diría que casi miedo, me impide hacer la foto. Es lo que dice Paco, sobre todo nos pasa a los principiantes. Aún sin tener experiencia es de sentido común que algo que puede allanar el camino es la naturalidad. Si dudas y eres visto puedes generar desconfianza y si te ven con naturalidad y soltura puede dársele menos importancia al hecho, aunque supongo que tiene que acojonar lo suyo que te encañonen con una 1D y un tele (jeje).
    Espero ver pronto la segunda parte. Mientras, iré a ver qué trae Rafa Pérez.

    Saludos.

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  17. Si alguien pregunta "cómo" hacerlo estará cometiendo el primer error. No hay cómo, hay por qué. No existen tutoriales ni trucos que copiar o emular. No es una cuestión técnica que aprender, solventar, asumir y repetir y reajustar. No hay equipo grande o pequeño, aunque obviamente unos son menos visibles que otros. Aptitud y actitud. Practicar el taichi que dice Rafa Badía, bailar, girar... hasta desaparecer. No mirar a los ojos, y menos con el adminículo que nos convierte en cíclopes, el macho alfa de la escena es el sujeto de retratación. El que dispara debe ser el simpático zorro que roba la gallina. No dejar nunca claro cuando hemos hecho la foto, si ya la tenemos seguir jugando. Repreguntándonos siempre por qué lo hacemos, por qué lo vamos a volver a hacer, por qué nos arrogamos el derecho de hacerlo. Sin confundir la timidez con el miedo.

    Salud y saludos.

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  18. Genial! Eso del espacio personal nunca lo habia pensado y claro que es evidente que si traspasas ese halo de intimidad se crea el caos o mejor dicho el desprecio. Me gusta esa actitud de cazador en busca de sus presas... merodearla, saborearla, hasta atacar! Aunque la timidez me sigue traicionando de vez en cuando intento respirar, sonreir y dar las gracias a los personajes... Solo hay que practicar y practicar hasta la saciedad, cuando encontremos cada uno su secreto. Saludos y que veas que sigo al pie del cañon con el blog!

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  19. tic-tac-tic-tac.... esperando la segunda parte, gracias David :)

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  20. Excelente trabajo... A mi me gusta el gran angular de canon, 10-22 mm que es algo así como un 15-35mm, me permite acercarme pero también me confronta con ese "espacio vital"...

    saludos y salud desde Villahermosa, en Tabasco, México. Con mucha agua por todos lados!!!

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  21. Yo suelo ponerme a mucha distancia y hacer las fotos con un 55-200, así no molestas en absoluto y puedes capturar los momentos que quieras sin molestar o romper el instante.

    saludos
    cyfuss

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  22. LLevo 16 años y me sigo sintiendo incomodo en muchas situaciones...siempre he pensado que mi tamaño (1,94) no me ayuda en nada precisamente,veo a colegas "pequeños y de apariencia simpática" aproximandose a su personaje con un angular y parece que sean invisibles para el entorno...y a mi me da la sensación que se me vigila desde que entro en cualquier recinto....es realmente un tema muy interesante,se podría escribir un libro sobre experiencias y métodos....no todo en la fotografía es apretar el botón....

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  23. Llevo poco tiempo haciendo fotos...pero suelo dejar que haya bastante distancia entre las personas y yo.
    Con el transcurso de las horas, voy acercandome progresivamente y ganandome su confianza. Los retratos a poca distancia suelo hacerlos al final.

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  24. Toda una lección de fotoperiodismo que comparto al 100% casi...no obstante he visto videos de Gilden en otro ambiente mucho más distendido y realmente no es ese ser tan "vil" que puede parecer a veces cuando fotografía a gente por sorpresa en la calle...es alguien con mucha mano para la gente y especialmente simpático.
    también he visto algún video de Pep Bonet donde se acerca "demasiado"...pero sabe en que situaciones y con qué personas hacerlo...no a todos nos funcionan las cosas por igual seamos más o menos tímidos.

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  25. Como bien han dicho antes, a veces es una cuestión de necesidad, yo cojo la càmara y busco espresiones, gestos, algo que me llame la atención, ya que lo que mas hago es fotografiar personas intento que sea en fiestas, eventos públicos, manifestaciones o cosas por el estilo, ya que de esa manera pocos podrán quejarse si se ven en alguna foto,por suerte algunas personas se han visto en alguna foto mia y me han pedido que les envie una copia.
    hay otras veces que le tomarias una instantánea a alguie que simplemente pasa por la calle, pero aqui es cuando ya tengo que estar muy seguro de que no se da cuenta, y si lo hago es porque hay algo que en esa imagen que puede contar muchas cosas.
    Saludos.

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  26. desde siempre me ha interesado la gente, pero la barrera que representa para mi el respeto a la intimidad y a la propia imagen, sumado a mi timidez, me ha impedido alcanzar imágenes deseadas que sólo han quedado en mi memoria (como en tu anécdota con Ariadna Gil). sin embargo sigo trabajando con la gente, me cuesta al inicio, pero algo ocurre cuando ya he levantado la cámara y miro a través de ella, entonces noto que pierdo un gran porcentaje de esa timidez, como si la cámara me ocultara y me hubiera vuelto invisible... en cuanto a lo de la cámara pequeña (por ejemplo Leica) estoy de acuerdo en que no funciona, por varios motivos.

    sobre este tema, y también sobre el respeto al fotografiado, algo que a menudo se pierde, tengo en mi blog www.elpuntoamarillo.blogspot.com una entrada, de fecha 10,12,08, titulada "La fina línea roja", intento colar aquí el link, aunque no sé si funcionará: EL PUNTO AMARILLO: LA FINA LÍNEA ROJA

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  27. Saludos!! personalmente, me ha tocado fotografiar sin avisar y en otros casos pedir permiso, yo diria que todo depende del momento y de la situación estemos manejando y la confianza q tengamos con dichas personas... en una oportunidad fotografie el Mercado de las "Pulgas" en Maracaibo, Venezuela; en este sitio me toco pedir permiso en algunas partes y en otras solo fotografié y listo. les dejo el link para los que deseen ver: http://carlosafoto.blogspot.com/2012/10/pulgadas.html

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