lunes, 11 de octubre de 2010

La edición más compleja. 1ª parte.

Hoy nos adentraremos en uno de los territorios más complicados de la edición gráfica, la fotografías con una alta carga de violencia o bien de cualquier otra característica que pueda herir la sensibilidad del lector.
Al abordar esta temática siempre surgen las mismas preguntas ¿Dónde está el límite? ¿Es necesaria su publicación? ¿qué valor tienen? ¿Hasta donde son información y hasta donde su uso se convierte en un mero y desagradable espectáculo?
Muy posiblemente se trate de la principal razón por la cual recibimos cartas de lectores, unas veces quejándose y otras pidiendo alguna explicación.
Creo que el responsable del área fotográfica del diario, debe contestar todos los interrogantes que puedan plantearme los lectores y dar luz a sus dudas o quejas.

Pero hay algo que tengo muy claro, ante la edición de imágenes que contengan una alta carga de elementos desagradables o violentos, no pueden existir límites, tan solo criterios profesionales.

Es por esta razón que no creo en la gratuidad de la violencia pero si en el deber de informar y esta máxima, en muchas ocasiones, viene adherida a imágenes de gran impacto que no pueden ni deben censurarse ya que se estaría privando de información a un lector por el cual debemos sentir un enorme respeto y al que siempre he considerado, como editor y como fotógrafo, lo suficientemente culto, inteligente y formado para digerir, no sin un lógico impacto en algunos casos, este tipo de imágenes.

Las decisiones que se toman a la hora de valorar la publicación de una fotografía vienen siempre precedidas de un diálogo entre los editores gráficos. Un cambio de impresiones donde se valoran los distintos puntos de vista antes de la puesta en página de la imagen y que evidentemente el lector desconoce.
No es fácil ni es un trabajo grato. Podría citar multitud de atentados, ataques aéreos a zonas con población civil, catástrofes, accidentes, donde la edición a precisado parar unos minutos para volver a visualizar el resto de imágenes, porque no es grato ver cuerpos despedazados, cuerpos calcinados o cadáveres de bebes amontonados.
Pero,¿hasta que punto está dispuesto el lector a observar este tipo de imágenes? En mi opinión, mucho más de los que pensamos.
Fijaos en la fotografía que edité en esta página de la sección de Internacional. Una mujer, terrorista suicida, se inmoló en una calle de Bagdad.


Su cabeza se desprendió del cuerpo pero quedó prácticamente intacta. Recuerdo que recibimos un buen número de imágenes, alguna de ellas bastante desagradables, que ilustraban desde distintos puntos el atentado. Cabeza en primer plano con la gente al fondo, cuerpo despedazado sobre un charco de sangre, etc. Todas esas quedaron desestimadas pero me llamó poderosamente la atención esa que os muestro en concreto. La cabeza, situada en la parte inferior, parecía más bien el cuerpo de una gallina, incluso era preciso leer el pie de foto para cerciorarse de ello, pero lo que realmente me llamó la atención era toda esa gente inmortalizando el miembro decapitado con sus móviles y pensé en como puede llegar afectar a un individuo el estar conviviendo día a día con la muerte. Vas por la calle, te cruzas con una cabeza decapitada y sacas el móvil para inmortalizar tal efemérides.


Meses más tarde, fue asesinado en la calle Santaló Felix Martinez Touriño, Director general de la sociedad gestora del Centro Internacional de Convenciones de Barcelona. Rápidamente se desplazaron hasta el lugar los fotógrafos que teníamos dispuestos para cubrir tal información.
Mi sorpresa fue cuando, horas más tarde, empezamos ha recibir vía mail, fotografías hechas por transeúntes con sus móviles, y no penséis que el cuerpo aparecía lejos, ni mucho menos, tan solo a unos dos metros de distancia. Se habían encontrado el suceso camino al trabajo y lo habían “inmortalizado”, al igual que hicieran aquellos otros transeúntes en Bagdad.
Desestimé usar esas imágenes para su publicación y pensé que tal vez la locura está más cerca de lo que podemos imaginar.
Afortunadamente, fueron solo dos o tres personas las que mandaron sus imágenes al diario pero me dió que pensar.

(Seguirá)

10 comentarios:

  1. David, ¿cambia el criterio si la tragedia es cercana? Es decir, a la hora de la edición gráfica se actúa diferente ante un suceso en Afganistan o si éste se produce en España.

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  2. Es alucinante la reacción de la gente. Dices que "solo dos o tres personas" te mandaron fotos. A mi me parecen muchas, pq probablemente muchas más no te las enviaron. Y no creo que fueran muchos los que pasaran con una cámara en ese rato...

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  3. Bueno, es que tendemos a pensar que los salvajes son 'ellos' y que 'nosotros' somos más 'civilizados' por alguna razón. Mi experiencia es que nosotros somos más políticamente correctos, en nuestro comportamiento en general, pero nuestra cuota de locura es similar.

    Coincido en la necesidad de huir de mostrar violencia que no aporte pero creo que es importantísimo que se sigan mostrando fotos violentas, que nunca venza la corrección política. La violencia existe, y es fea y (por fortuna) impacta. No mostrarla es hacerle el juego a los que la provocan o justifican.

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  4. Creo que a veces nos pasamos de políticamente correctos. Violencia gratuita no, pero ocultar las cosas tampoco.

    No me gustó la polémica con la foto en portada de El País de la cogida de Julio Aparicio. Muy dura, bestial... pero es que es lo que hay.
    El propio libro de estilo del periódico dice que las fotos son publicables si son informativas. Esta era una de las más informativas que he visto en mi vida.

    (creo que de todo esto ya hemos hablado aquí)

    Una curiosidad: ¿como actúa el periódico cuando alguien les manda fotos? Si a la hora de publicarse se pone el nombre del autor, remuneración a la pieza...

    Un saludo

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  5. Rafa, Si que cambia, aunque suene a hipocresía, es así. Y quién diga lo contrario miente. Pero permíteme que de una respuesta más amplia y reflexiva en la segunda parte del artículo ya que no es una cuestión de simple respuesta.

    Sergio, la fotografía de portada de El País me pareció extraordinaria. Es por ello lo que comento en el artículo sobre la necesidad de publicar fotografías por su gran valor informativo, aunque sean en cierto modo desagradables.
    En cuanto a tu pregunta, mi forma de proceder no divide al profesional y el aficionado. Si una persona me trae una fotografía y esta se publica finalmente por su valor informativo, se firma con su nombre y se paga lo mismo que le pagaría a un profesional, ya que su uso es absolutamente profesional. Creo que esto es lo correcto.

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  6. Estupendo post, David. La elección de la imagen es mas que interesante: en lugar de recalar sobre lo morboso -una cabeza decapitada-, hace reflexionar sobre la actitud humana.
    Otra cuestión a debate es si en la prensa, en la sociedad de Occidente en general,no caemos en un prejuicio eurocentrista: los mismos medios que en los noventa publicaban imágenes atroces de milicianos africanos haciendo ostentación de la barbarie -con manos amputadas en la boca, etcétera-; significativamente pasaban por alto la brutalidad de los combatientes en las guerras de los Balcanes. Salvo en casos flagrantes, como un obús que mató decenas de personas en un mercado de Sarajevo, en las que aparecieron imágenes de los cuerpos, la tendencia era no dar espacio a fotos de milicianos cometiendo tropelias..Eran los balcánicos más hábiles con los media,o simplemente se optó por no publicar las salvajadas porque serbios, croatas y bosnios eran europeos?.

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  7. Me pregunto la influencia de la televisión y de internet, especialmente youtube, en este asunto. Me expilco, antes recuerdo que había uno o dos programas dedicados las imágenes espectaculares de persecuciones policiales tomadas desde helicóptero, atracos desde cámaras de seguridad, etc. Ahora esas imágenes han pasado a los telediarios de información general, de forma que una cantidad importante de noticias lo son por el mero hecho de que existe una imagen de la misma sin importar su procedencia, su calidad o la relevancia del suceso (que no noticia en la mayor parte de los casos, sería interesante profundizar en estos dos conceptos) Muchas de esas imágenes proceden de youtube, los ciudadanos pasn por ahí con su móviles o cámaras y luego lo suben a youtube y luego llega el telediario de turno y nos lo enseña sin, sospecho, la mínima reflexión sobre lo oportuno de hacerlo.
    Creo que la prensa diaria en papel se va librando por poco de esto, y aún queda gente que al menos valora la edición teniendo en perspectiva al lector, pero imagino que sucumbirá como los demás medios.

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  8. A mi el que em sembla pornogràfic son els titulars, (per ex. aquest que guia la foto "la insurgencia usa a dos discapacitados...") en que us aneu muntant les noticies en aquest diari en el que treballes, ojo, que no sou gens originals, de fet, la resta de diariots fan el mateix. Les fotos aquestes només son part del espectacle del que en sou partícips, junt amb els demés mitjans com la nauseabunda TV i el vostre espectacle sense fi i repetitiu, guerres, terrorismes, fútbol i publicitat .

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  9. Comparto 100% tu punto de vista, David. A mi entender, informar es lo primero y, por lo tanto, el criterio informativo siempre debe estar por encima de cualquier otro. Creo que los medios tienen una responsabilidad social y ética que cumplir y el deber deontológico de informar con rigor y profundidad (algo que cada vez escasea más, todo hay que decirlo). Para mí es importante que el horror y el sufrimiento no se oculten bajo excusas paternalistas ni se maquillen con esteticismos, sino que se muestren de manera respetuosa, siempre y cuando exista una justificación informativa. ¿Cómo podemos mostrar, si no, la crudeza de un tsunami sin que salgan muertos en las fotos? ¿O la matanza de focas en Canadá si sólo mostramos imágenes de focas “sonrientes” y sin sangre? Si algunos lectores se quejan de la crudeza de algunas fotos, estoy convencida de que habrá muchos más que estarán satisfechos al comprobar que los medios respetan la realidad, por cruda que sea. No siempre hay que dar lo que parezca políticamente correcto, porque si no estaremos siendo políticamente incorrectos con los lectores y faltando al deber deontológico de informar.

    Respecto a que la gente saque su móvil para hacer fotos, está claro que vivimos en una nueva realidad gracias a la tecnología. Hoy, cualquiera está capacitado para producir y posteriormente difundir las fotos que ha captado. Eso significa que ningún acontecimiento podrá evitar convertirse hoy en día en imagen. Las torturas de Abu Graib en Irak y el tsunami en el océano Índico en 2004 marcaron el inicio de una etapa nueva para el fotoperiodismo con la irrupción de las imágenes digitales captadas por aficionados. Su valor informativo era evidente e incuestionable, teniendo en cuenta el alcance y la desmedida de los hechos testimoniados. Sin embargo, como dice Christian Caujolle, una foto que refleje unos hechos a partir de cualquier cámara o teléfono móvil nunca será suficiente. Siempre serán necesarios la reflexión, el análisis y la investigación a largo plazo para revelar los aspectos más oscuros de nuestras sociedades. Y eso sólo pueden hacerlo los fotógrafos profesionales más comprometidos.

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  10. Hay gente (no una mayoría) que disfruta con el cine gore, y otros en mayor cantidad disfrutan más con un buen thriller, menos explícito pero más participativo en cuanto a imaginación de los espectadores. En la película 'seven' Cuando Morgan Freeman estaba abriendo la caja donde estaba la cabeza de la esposa de Brad Pitt yo tenía todos los músculos de mi cuerpo en tensión y no se veía nada.

    Una imágen no tan explícita puede tener más carga emocional que una dura, aunque supongo que depende de qué se quiere contar y que no siempre se tendrá la opción de elegir. Pero tampoco se trata de ocultar información.
    Por otra parte la percepción de una imágen violenta por parte de los lectores depende de varios factores: Nos duele más (hablo en general) un muerto del 11-S o del 11-M que los de un atentado suicida en Pakistán o en Sudán.
    Igualmente nos impacta menos el cadáver de un suicida ("al fín y al cabo no es más que un asesino")que el de una víctima hecha polvo...
    Todo depende del cristal con que se mire. Saludos.

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