En el último post publicado sobre la Biennal Miserachs de fotografía, transcribí una de las citas que acompañaban las fotografías de la retrospectiva de Ricard Terre. Esas citas, escritas por el propio fotógrafo, me gustaron tanto que le pedí a Laura, su hija, si podía mandármelas.
Es otra muestra de aquellos textos imprescindibles. Que nos gustan porque reflexionan, porque son de verdad. Textos que hacen creer y crecer, textos que deben ser compartidos porque hacen el bien y que hoy me gustaría hacerlo con todos vosotros desde mi admiración a su persona y obra.
“Lo que busco en mi fotografía es el espíritu del ser humano, esa esencia fundamental que permanece en el tiempo y que está en todos los lugares. Por eso, no me preocupa el orden cronológico de las fotos ni me paro en ponerles localización. El ser humano es siempre el mismo y mis fotos son intercambiables, las de hace 40 años pueden parecer de ahora mismo y haberlas hecho en Barcelona, en Portugal o en Galicia no las hace diferentes.”
“La belleza, en si misma, no es ningún valor fotográfico. La belleza, como la composición, e incluso la técnica, son elementos que nos sirven para comunicar lo más valioso en fotografía: la emoción y los sentimientos.”
“El hombre se expresa mucho mas directamente en momentos de tensión interior, en los que las preocupaciones y las emociones hablan a través de la piel. Esos momentos en que las emociones se desbordan están unidos por la fuerza que emiten. Esa fuerza expresiva es lo que hace que las fotos de Carnaval puedan parecer de Semana Santa y que los ritos funerarios puedan parecer un Carnaval.”
Todos los modelos y todos los momentos son buenos, todo depende de si está la foto en ellos o no. Tienes que tener la sensibilidad para entrar en el momento de mayor expresividad, pero yo no fabrico la foto; la foto está ahí. La foto la encuentras, no la haces. Es como el torero, que no crea el movimiento del toro, pero lo aprovecha. ¡Hay que estar al quite!
“Mi fotografía siempre se ha situado al lado del ser humano. Nunca, ni siquiera con las fotos mas duras, tuve la intención de provocar ni de escandalizar, sino de llamar a la ternura. Hubo una foto en especial, la niña bizca de primera comunión, que causó escándalo entre mis compañeros fotógrafos, quienes opinaron que abusaba de la tragedia humana. Sin embargo yo siempre defendí esa foto y su sentido profundo, que para mí era muy otro. En la exposición Terré Miserachs Masats, que se hizo en la Sala Aixelà en 1959, presenté esta foto a tamaño natural. El día de la inauguración se me acercó un señor, que se identificó como el doctor Pascual, y ante mi sorpresa formuló el sentido profundo que yo le daba a esa fotografía. “Esa niña no es una bizca, ¡es un ángel!” me dijo. Me contó que tenía una sobrina deficiente, que también iba a hacer la primera comunión, y que deseaba que yo fuera su fotógrafo. Inmediatamente le dije que si… y él, para cerrar el trato, me preguntó cuánto le iba a cobrar. Y le respondí, espontáneamente y casi sin pensar, que mi sueldo sería la operación de la niña bizca. El doctor Pascual aceptó mi propuesta. Y así fue todo: hice las fotos a la sobrina del doctor Pascual, localicé a la niña bizca mediante un reparto de fotografías por las escuelas de Sant Boi, se le hicieron las operaciones para corregir su defecto y, al cabo de unos meses, cuando volví a Barcelona, ya viviendo en Vigo, se presentaron en casa de mis padres, la ya exbizca, vestida con su traje de primera comunión, acompañada por sus padres, que traían un pollo en la mano como obsequio. Esa foto no la hice, pero la conservo en el corazón.”
Ricard Terré
Bonitas, bonitas...Gracias David; gracias Laura. Son todas unas lecciones no sólo de fotografía, sino sobre todo de vida.
ResponderEliminarUff!!!
ResponderEliminargracias por compartir David. maravilloso recuerdo.
ResponderEliminarLa fotografía al servicio de las personas. Terré además de ser un grandísimo fotógrafo y excelente persona, consiguió fotográficamente hablando aquello que se proponía: transmitir al observador las sensaciones que le producía la escena que tenía ante él. Nada más y nada menos.
ResponderEliminarViva la fotografía y vivan las personas.
Que buenas las citas de Terré. A mi me han gustado tanto que solo con eso ya valió la pena ir a visitar la bienal.
ResponderEliminarApenas llegué a casa me puse a escribir esa sensación en mi blog y de alguna manera coincidimos en esta apreciación. Un abrazo
http://marcelocaballero-fotografia.blogspot.com/2010/09/la-bizca-y-algunas-anecdotas-de-la.html
"Esa foto no la hice, pero la conservo en el corazón". Qué maravilla.
ResponderEliminarMuchas gracias, David, por hacernos partícipes.
Cómo me ha emocionado esta entrada! Desde que hace bastantes años, tuve ocasión de encontrarme con esta fotografía, la de la niña de comunión, me dejó un profundo recuerdo. Por aquel tiempo simplemente me gustaba coleccionar viejas postales que encontraba en antiguas librerias, por alguna razón, esta postal se extravió y ni siquiera recordaba el nombre del fotógrafo. No sabes cómo me ha alegrado encontrarla, buceando artículos no tan recientes. Me voy a permitir hacer una referencia en mi blog, tomando alguna de las citas de Terre y naturalmente la bella historia de nuestra querida niña.
ResponderEliminarUn saludo y gracias por reactivar ese núcleo sensible que tenemos por ahi escondido.