jueves, 5 de agosto de 2010

Conclusión taurina.


Nací en Barcelona y si nadie dice lo contrario, esto significa que soy catalán. Cuestiones geográficas. Pero que bonito es Estambul, Jerusalén, Bahía, Donosti o Triana. Me gustan los cielos de Madrid y me gusta el arte de José Tomás.
Uno no nace en un lugar por decisión propia pero con los años nos identificamos con ese pedacito de tierra. Afortunadamente, la posibilidad de viajar que me brinda mi oficio me ha reafirmado un pensamiento Uno es de donde encuentra su espacio y hay tantos lugares remotos donde viviría que bueno, uno se siente orgulloso de ser catalán pero con la cabeza y el corazón muy, pero que muy abiertos.
Paralelamente reniego de nuestros políticos, los de aquí y los de allí. Reniego de sus paranoias nacionalistas y me duele ver como aprovechan su posición para crear tanta polémica. Luego entra en juego la prensa para anunciar a bombo y platillo las distintas ideologías.
Hemos podido ver en estas tres últimas entradas el seguimiento de la polémica taurina que se ha vivido en Catalunya y España desde los principales medios de comunicación:
"Toros, clarines y portadas"
"Toros, toreros, atletas, tenores y claro... portadas"
"Ultimos coletazos taurinos"
El escrutinio del Parlament de Catalunya ha servido para eliminar la fiesta de la geografía catalana aludiendo razones en defensa del animal. Y puede que no les falte razón, incluso podría estar de acuerdo, pero no a base de hipocresía.


Recuerdo el día que sacaron a la orca Ulyses del acuario de Barcelona y vaya por delante que no me gustan los Zoo. Allí estábamos la prensa inmortalizando el evento. Ese pobre animal se había convertido en uno de los símbolos de la ciudad gracias a su habilidad de nadar circularmente en una mísera piscinita para gozo y disfrute de los visitantes. Supongo que mientras nadaba pensaba en la amplitud de los mares y la belleza de sus fondos marinos pero… “que bonita es y que grande” decía la gente. Su inmenso tamaño le daba un aspecto distinguido y su silueta entró a formar arte de jerseys, camisetas, gorras y todo tipo de recuerdos de su existencia en el Zoo de Barcelona.
Si defendemos a los animales, esa posición debería incluir a muchos más animales que también sufren en festejos populares, granjas, y demás lugares.


Como hemos visto, existen diversas tendencias en los medios. Desde los que defienden a capa y espada la Fiesta como ABC, La Razón y El Mundo, otros como El Periódico y Público que parecen estar más a favor de la prohibición y El País y La Vanguardia que toman posturas más alejadas no por ello menos informativas.
Creo que el error existe cuando la información pasa a ser apología como hemos podido ver en algunos rotativos. Se vierten mentiras como: “Tensión en el exterior de la plaza” cuando eran una treintena de personas, “La plaza vacía” cuando es sabido que agosto siempre es un mes, taurinamente hablando, destinado a los turistas y los carteles no reciben la visita de diestros de alto nivel.


Considero que cada uno es libre de ofrecer a sus lectores la información que crea oportuna y desde el punto de vista que quiera pero esto no significa faltar el respeto a ninguna de las partes implicadas.
Y aunque me guste José Tomás, y no ahora que está de moda sino desde hace bastante tiempo, me duele como inicia un articulista de Madrid, enviado especial en la primera corrida celebrada en Barcelona tras el decreto su personal punto de vista:
“La clandestinidad nos marca. Somos una estrella de David en un abrigo de espigas polaco“


La función de los medios debería limitarse a informar del modo más imparcial posible pero esto parece superado desde hace tiempo, en mayor o menor medida, y a veces la “ética del periodismo” parece formar parte ya de nuestra memoria histórica.
Pero cuidado, esto no pasa por pasar. Los medios saben muy bien a que tipo de público quieren llegar, cual es su prototipo y dan a su clientela la información necesaria para mantener su fidelidad, alimentándola en muchas ocasiones con puntos de vista sin sentido y polémicas donde no las hay.
Dependiendo de nuestra ideología o afinidad, nos pueden parecer hasta satánicos pero todo depende de eso.
Es así y seguirá así. Esto es no deja de ser un negocio aquí y en el resto del mundo.
De todos modos hay un titular del diario ABC “Dicen Toros, pero es España” que entra de lleno en el problema real. Creo que ese repentino amor por los animales que han hecho gala muchos políticos votando en contra de la Fiesta es ficticio. Esos mismos que pedían entradas al apoderado de José Tomás para poder ver al diestro en la plaza o que blindaron las fiestas catalanas donde se celebra el “Toro Embolado” alegando que llevar dos bolas de fuego a escasos centímetros de la cabeza no causan ningún dolor al animal. Les debe parecer una sesión gratuita de rayos UV.


Y a estas alturas supongo que os preguntaréis, y a ti ¿te gustan los toros o no?
Hace tiempo inicié un tema sobre tauromaquia que me llevó a leer bastantes libros sobre el tema. Sus inicios, sus razones, su liturgia. Gracias a esa lectura surgió “La Teoría del Tumulto”, un reportaje fotográfico, del cual podéis ver algunas imágenes en este artículo, ni mucho menos finalizado, donde me centré en el comportamiento de las personas que acuden a una plaza de toros: gestos, situaciones inverosímiles como esa familia que le regala la oreja a su hijo, o lugares inhóspitos como la imagen de las Arenas de Barcelona con un arbol en su albero.
No sé si alguna vez lo acabaré pero su realización me llevó a introducirme algo más en le mundo de los toros y a entender cosas que antes desconocía. He hablado de este tema con muchísima gente y solo he llegado a una conclusión. No hay término medio, o te gustan o no te gustan. O ves tortura o ves arte. Es así.
Personalmente no lo hubiera prohibido, no por el hecho de estar a favor o en contra sino por que prohibir no me parece un buen modo de legislar. Hay muchas cosas que me pueden molestar pero la solución es tan fácil como no ir. Pero es así y hay que apechugar con las decisiones.
Veremos ahora que hacen con una plaza donde no se puede tocar ni la fachada, ni el interior, ni el albero por el hecho de tratarse de un patrimonio cultural.
Tal vez si la cerramos herméticamente y la llenamos de agua, los delfines del Zoo podrán nadar con más libertad.

12 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo en prácticamente todo. Pero sin duda lo que más me ha gustado ha sido volver a ver las fotos que ya vi en el Máster y recordar aquellos que nos contaste. "un amigo me avisa que hay un arbol en la plaza de las Arenas. ¿Cómo? Y corriendo para allí"
    Un abrazo David

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  2. David, yo veo arte pero también veo tortura. El toreo está cargado de significados que se hunden en la Prehistoria y tienen que ver con cultos y simbolismos olvidados, que han pervivido en esta práctica. Y sin embargo creo que tiene que estar prohibido porque al fin, todo eso no puede justificar la tortura de un animal. Por supuesto hay un montón de otras salvajadas que también tendrán que irse eliminando, espero que esto sea un paso y después vengan otros.

    Y por extensión, creo que todas las actividades humanas son así: ambiguas. Lo difícil es ser ambiguo en el mundo de hoy, o estas conmigo o estás contra mí, y ni más ni menos eso es lo que hacen los políticos y lo que hacen muchos medios muchas veces.

    Hablas de que los medios son tan populistas como los políticos, pero, ¿es realmente lo único que vende? Mucha gente se queja de la decadencia de los periódicos más importantes, pero en algún momento la calidad debía vender, digo yo, y eso quiere decir que la gente la apreciaba. ¿Igual los medios son reflejo de la sociedad y es ésta la que se ha degradado? A mí me parece que, como los políticos, los medios han abandonado un 'mercado' que aprecia (y pagaría) la calidad.

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  3. De pequeño mi padre me llevaba a las corridas de toros en la Arenas de Barcelona, que veia con una indiferencia tal que nunca mas he vuelto a ir, quizas quiso inculcar en mi valores que eran su pasión pero las generaciones cambian, no quisiera ser ambiguo pero a mi los toros ni fu ni fa, nunca me han dicho nada. Por otro lado también me parece que prohibir no es un buen modo de legislar, de hecho el semanario británico The Economist ya ha tachado a Catalunya como "tierra de la prohibicion", por esta y también por la del burka.
    Saludos

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  4. Eduardo, ojalá más empresarios de la información leyeran tu último párrafo... Yo he llegado a escuchar, sintiéndolo por ser el jefe de David, que si La Vanguardia hubiera continuado llamándose La Vanguardia Española (algo muy ligado a la etapa del franquismo) venderían más periódicos fuera de Cataluña y a Pedro J. Ramírez decir que él dirige un periódico como podría dirigir una fábrica de zapatatos... a partir de ahí, lo que quieras...

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  5. Vaya currada de texto y reflexión. Muy bueno. Y como diria mi madre sin entrar en cuanto estoy a favor o en contra de las corridas, la calidad de vida de un toro de lidia es incomparable mejor a cualquier animal de granja para comer de nuestro pais.

    Animos con el blog.


    El Anónimo.

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  6. El reportaje a la altura del comentario: magnífico.

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  7. Pese a que el tema no me llene, buen reportaje.

    Zoos, toros embolados... Estoy de acuerdo en que los correbous y similares, si se prohíben las corridas, deberían prohibirse también.

    ¿Los zoos? Aquí quizá entre en la incoherencia. Pero, aunque no hay nada mejor que los animales en libertad, pienso que los zoos pueden poner su grano de arena a la hora de amar a los animales. Sobre todo en el caso de los niños.
    Lo importante es garantizar, si es posible, unas buenas condiciones para los animales que allí habitan.

    Desde luego, en las corridas de toros y los correbous, pienso que el amor por el animal brilla por su ausencia.

    ¿Prohibir es mal modo de legislar? Depende de para qué. Tal vez en este caso sí.
    Pero si una parte de los que están en contra de prohibir llegan al gobierno en las próximas generales, a lo peor ya se pueden ir preparando los abortistas, el colectivo gay... que comenzarán las prohibiciones.

    Un saludo

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  8. "Personalmente no lo hubiera prohibido, no por el hecho de estar a favor o en contra sino por que [sic.] prohibir no me parece un buen modo de legislar. Hay muchas cosas que me pueden molestar pero la solución es tan fácil como no ir."

    Con todos mis respetos este párrafo es una soberana tontería. Más concretamente el hecho de afirmar que prohibir no es una buena forma de legislar roza un tipo de relativismo que está muy cercano a individuos que suelen identificarse ideológicamente con el, mal llamado, centro: ni a favor, ni en contra, ni bien, ni mal, depende de cada uno y que cada cual haga lo que quiera.

    En la mayoría de los casos cuando se prohibe algo es porque la comunidad (sus representante legítimos) cree que algo es moralmente reprochable. A riesgo de ser tildado de demagógico haré un simil con el que se comprenderá perfectamente lo que quiero decir:

    Cuando se prohibe la violación se opera del siguiente modo: existe un sujeto jurídico, toda persona, al que se le reconoce un derecho, la libertad sexual, en virtud de la cual es moralmente reprochable que sea forzado a realizar actos sexuales contra su voluntad; en consecuencia se decreta la prohibición de la violación. Esta prohibición, fruto de un derecho, es totalmente independiente de que se reunan un grupo de individuos, cada uno de los cuales no reconoce ese derecho al sujeto, para llevar a cabo una violación. Según tu argumentación la violación sería algo que puede o no molestar y todo se solucionaría con un relativista "al que no le guste que no mire".

    Con la prohibición de las corridas de toros pasa exactamene lo mismo: al toro se le reconoce el derecho a no ser maltratado y, en consecuencia, se prohiben las corridas. Ese derecho es totalmente independiente de que se reunan un grupo de personas a practicar la tauromáquia.

    En definitiva, lo que vengo a decir es que la prohibición de la tortura a los toros es una cuestión moral y no puede resolverse con un "a quien no le guste que no mire".

    Otra cosa bastante estúpida de ese párrafo es afirmar que hay mejores formas de legislar que la prohibición. Toda ley es prohibición, incluso los derechos son prohibiciones (pues reprime aquellos comportamientos que van contra el derecho reconocido a un sujeto); es por esto que existe el principio general del derecho de que todo aquello que no esté prohibido está permitido.

    Antes de decir sandeces pregúntale a cualquier persona que tenga mínimos conocimientos del tema sobre el que opinas. Ser "periodista" no te habilita para dar tu estúpida opinión sobre cualqueir cosa.

    Una última cosa:
    "no por el hecho de estar a favor o en contra sino por que prohibir no me parece"
    Ese "por que" es todo junto. Da bastante vergüenza que un periodista cometa tal falta de ortografía.

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  9. Con tu anonimato te defines. Sobra cualquier respuesta.

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  10. Bajo el anonimato argumento, ¿habría alguna diferencia si supieras mi identidad, es decir, mis argumentos serían distintos o más válidos?

    Qué cómodo es deslegitimar a la persona y no a la argumentación: eso te evita tener que pensar una respuesta.

    Para que no tengas excusas diré que mi nombre es Juan Sánchez y soy natural de Logroño.

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  11. Claro que es importante el tema del anonimato. Nunca me ha gustado moderar los comentarios ya que eso puede entenderse como un signo de control ante posibles opiniones y creo que cada uno es libre de pensar lo que quiera siempre y cuando esté dentro de un respeto hacia los demás.
    Todo se puede decir dentro de la normalidad y no hace falta usar palabras como por ejemplo "estupideces". Son formas de pensar distintas y yo respeto la tuya.
    Como apunto en un momento dado, podría estar de acuerdo con la prohibición de los toros siempre y cuando fuera por razones reales y no por hipocresía ni por las dichosas identidades catalanas y españolas.
    Es muy fácil hablar e insultar y no dar la cara. Sencillamente es un símbolo de cobardía. Mira si es importante.

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  12. Un post muy atrevido. Mejor dicho, valiente, y un reportaje a la altura.

    Qué gran descubrimiento el tuyo.

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