miércoles, 18 de agosto de 2010
¡ Socorro! ¡ Se han vuelto locos!. Visa 2010.
Fiel a su cita anual se presenta una nueva edición de “Visa pour l´image” que dará inicio el próximo 28 de agosto en Perpiña.
Navegando por su web, he encontrado este texto escrito por Jean- Fraçois Leroy titulado ¡Socorro! ¡Se han vuelto locos!.
Toda una invitación para debatir el exceso de manipulación que, según Leroy, adolece actualmente el fotoperiodismo:
Ya se sabe, son tiempos difíciles para los fotógrafos: vaya eufemismo. Los nuevos modelos aún están por inventar. La prensa ha perdido su rol preponderante en la difusión de reportajes. La producción se ve reducida mes a mes, día a día. Los precios han descendido de manera muy significativa. Hay que encontrar nuevos canales, nuevas distribuciones, nuevas ideas...
Al mismo tiempo, la fotografía digital ha enterrado a la analógica mucho más rápido de lo que nadie hubiera previsto. Esta revolución ha aportado nuevas herramientas, como los programas de tratamiento de imagen. Lo que tendría que haber sido una simple ayuda, se ha convertido en un peaje obligatorio. ¡Qué lástima! Porque para añadir un poco de contraste o despejar una zona demasiado sombría, se podría hacer con una ampliadora. ¡Pero no! Se opta por acentuar excesivamente la imagen, se dramatizan las nubes, se juega con los colores, se añade materia... ¿Dónde está la realidad en todo esto? Hemos contemplado Puerto Príncipe tras el seísmo del 12 de enero. ¿Habíais visto alguna vez el cielo púrpura de Puerto Príncipe, sembrado de nubes rosadas? ¿Con grabados tan blancos que ciegan? ¿Con haitianos que cobran un color gris en vez de negro? ¿Con sangre de color rojo como la vergüenza? Una realidad travestida, transformada, retocada para satisfacer una estética que desconocemos. De repente, los fotógrafos que todavía se muestran reticentes a este tipo de exceso pasan por malos. Sí, su cielo es bajo y gris, sus haitianos son negros, sus grabados tienen colores apagados.... No dejan de repetirnos que se trata de una elección, y que tenemos derecho a interpretar. Que esto siempre se ha hecho. Puede que sí... Entonces, digamos sí a la interpretación, con el límite de la decencia, ¡pero no de la transformación! Queda abierto el debate en Perpiñán, porque esto ya es demasiado...
Jean-François Leroy
Un debate suculento, sin duda.
Etiquetas:
fotoperiodismo
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Por FIIIIIIINNNNN
ResponderEliminarEsperemos que este sea el inicio de la vuelta a la normalidad.
Supongo que yo, inocente, nunca me atreví a tanto retoque. Y ya me consideraba el imbécil de la clase.
Los HDR usados a tope, el aumento de información en todas las zonas y todas la gamas. Las saturaciones imposibles. Los cambios de color...
Quizá la fotografía digital (alias Photoshop) abre una nueva vía, pero seria bueno que fuera perfectamente distanciada.
La foto publicitaria siempre ha permitido estos usos.. pero el reportaje???????
Y lo peor de todo es que se ganan premios a reportajes de prensa con estas retocadisimas imagenes...
Aunque esto es cosa de galos, aplicaremos la frase de Obelix... estos romanos se han vuelto locos, locos, locos...
Por cierto...
ResponderEliminarEl Anónimo.
Mellado al paredón! ja! és broma
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ResponderEliminarEl problema és el mal gust, més la manca de paciència (esperar el moment màgic REAL), més la facilitat tècnica digital (de recrear el moment màgic sense tenir-lo), igual a pastelón guarrillo.
ResponderEliminarNaturalmente, entiendo todo lo que dice el señor Leroy cuando nos referimos a documentar, informar, hacer periodismo. El problema siempre estará en ¿dónde está el límite? Mi respuesta siempre será "en el sentido común". Y no hay que volverse locos con esto, que cuando yo, que soy un novato muy torpe, quiero fidelidad a lo visto para una fotografía tan sólo desplazo las barras de exposición, negros y brillo en el raw tratando de no distorsionar la realidad. Es demasiado sencillo como para ignorarlo.
ResponderEliminarEntonces llega la pregunta ¿Y qué es real?. Pero si empezamos así también podíamos preguntarnos ¿Soy hombre porque tengo pito?
Dejando atrás esta actitud divagante, pero crítica hacia la "manipulación" de la información en un documento fotoperiodístico, si el mercado lo consiente es que la cosa es mucho más grave. Cuando digo mercado me refiero a medios de comunicación y lector.
Yo dudaría lo suyo si en un informativo de televisión me pasan un vídeo en el el que le restan canas a Llamazares o le ponen pelo a Rubalcaba. Probablemente no volviera a verlo más, pero si la actitud sigue es que hay una mayoría de público que sí lo hace.
Entonces ¿Es problema del fotógrafo? ¿del uso de las herramientas de edición? ¿o es un fallo de sistema que nos alerta de la necesidad de un patrón de comportamiento ético para con el fotoperiodismo, como así ha sido siempre?
Pd.: que quede claro que defiendo el uso de la edición sin límites para aquellos que encuentran en ella su divertimento, o para cuando el objetivo de dicho uso sea sólo encontrar una estética sin rigor informativo.
En mi humilde opinión. Hoy en día, con el amplio abanico de posibilidades que propone el digital y sus herramientas, el fotógrafo; o tiene muy claro lo que va a hacer, como y porqué o esa foto esta perdida en un mar de confusión. Según como la era digital no deja mucho margen (o no ayuda) a la introspección. Abogo por una mirada mas limpia con menos forma y mas fondo.
ResponderEliminarUn placer la charla del martes, cordial saludo.
Buena reflexión. Si antes pensaba en imagen final, sin retoque, a la hora de hacer la foto no sé por qué el digital debería cambiar mi manera de mirar. Yo sigo viendo imagen final a través de mi visor.
ResponderEliminarEl predicador fotográfico ya nos había advertido sobre estos peligros...
ResponderEliminarDesde mi punto de vista todo esto no pasa de ser una moda o una tendencia estética que se verá sustituoida por otra en cinco años, o antes, como cuando se pusieron de moda los cruzados en los noventa, y era un proceso químico. Me parece triste porque evidencia un empobrecimiento de toda la "industria" de la información, es mucho más fácil imitar una tendencia que un trabajo con profesionalidad.
ResponderEliminarYo lo tengo claro, para cruzados los de playtex, y mientras no vuelva el dinero al periodismo se segurá con modas que son baratas de comprar y vender como si fueran lo último.
Ah! lo comparto, gracias por la entrada.
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ResponderEliminarHugo, te agradecería que dijeras dónde se ha publicado tal trabajo. No me pega esto del señor Canela, la verdad.
ResponderEliminarErcanito , esa foto salió publicado ayer en LA Vanguardia. Es cierto, técnicamente le falta calidad pero por una cuestión óptica. Era una foto realizada con una Eos 1 con un seiscientos y un duplicador x2 y realmente todo y así, el oso estaba lejos pero como documento era brutal.
ResponderEliminarClaro, la foto del lobo saltando tenía más calidad pero ya sabemos todo como acabó la historia, ¿no?
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ResponderEliminarTambién en mi humilde opinión creo que la edición excesiva rompe con el ideal de "objetividad" que siempre se le ha reclamado a la fotografía informativa pero el acto fotográfico en sí ya es una elección primero porque es una persona, un humano el que toma la decisión de fotografiar o no en un determinado momento y hacerlo con un tipo de cámara, un tipo de óptica y unas variables técnicas que ya constituyen en sí mismas una manera de no ser fiel a la realidad.
ResponderEliminar¿A cuántos fotógrafos aficionados no nos ha ocurrido tomar una foto, mirar su resultado y decir "no es lo que esperaba pero ha quedado bonita"?
El lenguaje de lo artístico pasa a lo informativo en lo fotográfico de la misma manera que lo hace en una crónica en que el redactor se sirve de formas literarias (metáfora, comparación,...) para trasladarnos a ese espacio de realidad que el considera debemos conocer (y no tenemos otra manera de hacerlo sino a través de él).
De eso va el periodismo, de mostrar hechos a partir de la insalvable subjetividad del testigo-ser.
Con eso no quiero decir que esté de acuerdo ni con la manipulación malintencionada o el exceso pictórico de la imagen informativa.
Esto es, en definitiva, es un llamamiento a la maduración colectiva sobre la cuestión fotografía=verdad.
No le pidamos cosas a la fotografía que no puede o debe ser (en un sentido u otro).